30 de septiembre

Ayer, mamá llegó a casa media hora después de que terminara de escribir. Quería darle la noticia a Meredith en persona.

El tío Emmett ya estaba muerto al llegar al hospital. Los médicos hicieron todo lo posible por reanimarlo, dijo, pero la bala le había perforado el corazón. Era imposible que sobreviviera.

Pero eso no es cierto. Si no hubiera ido al puerto, si no hubiera empujado a aquel soldado, no le habrían disparado. Estaba tan preocupado por asegurarse de sobrevivir a la epidemia que consiguió que lo matasen. Es tan estúpido… No debería haber sucedido.

Estaba preocupado por Meredith y va y la deja sola.

¿Es muy horrible que tenga casi tantas ganas de pegarle como de llorar?

Cada vez que oigo crujir el suelo pienso que es él, que ha venido a recoger a Meredith. Pero sé que no lo volveré a ver. Y, sobre todo, Meredith no lo volverá a ver. Ya no está. Y todo por una decisión estúpida.

Estoy mojando las páginas. Será mejor que pare.