12 de septiembre

Cada vez que voy a clase de Historia no puedo dejar de mirar la silla vacía de Rachel. Cuanto más tiempo paso en el aula, más mal rollo me da, sobre todo porque todo el mundo parece haberse olvidado de ella. Mackenzie ni siquiera la mencionó hoy.

Pero por lo menos la señora Harnett sí se acuerda de ella. Al terminar la clase, se me llevado a un lado y me ha dicho:

—He oído que es posible que Rachel tarde un tiempo en volver al instituto. Si quieres, puedes terminar la presentación sola, o unirte a otra pareja y formar un grupo de tres.

Hablaba de la situación de forma tan calmada que de repente me han empezado a picar los ojos y me he sentido como si fuera a llorar. No sé por qué. No es más que un proyecto y Rachel podrá recuperar la nota más adelante.

—Seguiré yo sola —he dicho—. Hasta que se recupere.

He preferido creer que es posible que vuelva al instituto incluso antes de la fecha de entrega.

Cuando papá ha llegado finalmente a casa, por la noche, le he preguntado cómo le iba a Rachel y a los demás enfermos, y él ha fruncido el ceño. Resulta que los médicos sí han estado realizando un seguimiento a las familias del resto de los pacientes y que hay muchas personas con los síntomas.

—Pero estáis trabajando en ello, ¿no? —le he preguntado—. Van a mejorar, ¿verdad?

Mi padre ha dudado un momento.

—¡Tengo que saberlo, papá! —he exclamado—. No puedes seguir ocultándome cosas.

—No es fácil decirlo en este momento, Kae —ha contestado—. Hemos logrado aliviar los síntomas a corto plazo, pero aún no sabemos cómo eliminarlos por completo. Y todo parece indicar que el agente contagioso no es una bacteria, sino un virus.

—Pero eso es bueno, ¿no? —le he preguntado—. Quiere decir que cada vez estáis más cerca de descubrir de qué se trata.

—En cierto modo sí —ha dicho—. Pero al mismo tiempo los virus son más difíciles de combatir y las opciones de tratamiento son mucho más limitadas. Sea como sea, debes saber que estamos haciendo todo lo que podemos.

Lo sé, sí, pero eso no hace que me sienta mejor. Casi preferiría no habérselo preguntado.