[I] Aníbal Ponce, «La obra literaria de Lucio V. Mansilla», Nosotros, Año XII, tomo XXX, N9 113 (1918), p. 5. Además de este excelente texto merece ser consultada su introducción a Mansilla, Rozas; ensayo histórico psicológico, Buenos Aires, Talleres Gráficos Argentinos L. J. Rosso (La Enciclopedia de la Intelectualidad Argentina), 1933. <<

[II] Además de los comentarios ocasionales, Mansilla redactó una serie de «retratos», de los cuales se publicó sólo un tomo, Retratos y recuerdos, Buenos Aires, Imprenta de Pabla E. Coni e hijos, 1894. Este tomo está dedicado como «Homenaje de altísima consideración y aprecio a mi noble amigo el señor Teniente General D. Julio A. Roca ex presidente de la República Argentina». Contiene una carta-prólogo de Roca fechada en setiembre de 1894. Las semblanzas de Avellaneda, Sarmiento, Derqui, Alvear, Alberdi, entre otros, además de la dedicatoria en sí, son valiosos aportes para el estudio de su inscripción en la política de esas décadas. <<

[III] En 1884, luego de haberse dado a conocer en forma de folletín, se publicó la novela La gran aldea de Lucio V. López. Tiene un subtítulo que describe la intención: «costumbres bonaerenses». <<

[IV] Una sólida introducción y antología: Noé Jitrik, El 80 y su mundo, Buenos Aires, Jorge Álvarez, 1968. El reciente estudio de Hugo Eduardo Biagini, Cómo fue la generación del 80, Buenos Aires, Plus Ultra, 1980, es una introducción general a los problemas de la época. La bibliografía especializada sobre esta generación es voluminosa. Hay una muestra y balance en ambos libros. Adolfo Prieto ofrece una excelente presentación en los números 19 y 20 de Capítulo: La historia de la literatura argentina, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1967. El Nº 919 está dedicado a «Las ideas y el ensayo», el 20 a «La imaginación». José Manuel Estrada, Pedro Goyena, Santiago Calzadilla, Antonio Argerich, Julián Martel, Ernesto Quesada, José María Ramos Mejía, Eduardo Holmberg, José María Cantilo, Carlos María Ocantos, Eduardo Gutiérrez, etc.

Entre las figuras literarias más prominentes del 80 merecen citarse, además de los ya mencionados Lucio V. López y Mansilla, a Eduardo Wilde, Miguel Cané, Carlos Guido y Spano. Los amplios registros que ocuparon la plataforma polémica en torno a la inmigración, el laicismo, la educación, y otros aspectos mencionados luego, pueden ser recogidos de la literatura de autores como Eugenio Cambaceres.

En su comentario a En viaje, de Miguel Cañé, Paul Groussac —otra notable figura de esos días— resumió lo que animaba a los representantes más jóvenes del 80: «Cuán diferente la generación actual de Goyena y Del Valle, de Gutiérrez y de Wilde! Ellos saben las cosas dé las letras hasta en sus nimiedades; tienen sobre el movimiento intelectual del mundo entero las mejores y más recientes informaciones. Si algo ignoraran sería lo de su lengua o de su país. Han saboreado a Sainte-Beuve y Macaulay, y nos apuntarán algunos artículos menos finos del primero, o del segundo más pálidos que de costumbre. Saben a fondo el arte de escribir; tienen erudición y chiste; la carga les es ligera. Un poco refinados, algo descontentadizos e irónicos; con el talento a flor de cutis, prefieren una página. De ahí una dispersión, un despilfarro enorme de talento a los cuatro vientos del periodismo o de la conversación». Citado por A. Prieto, Capítulo, Nº 19, p. 438». <<

[V] Sobre la transformación de las ciudades, José Luis Romero, Latinoamérica: Las ciudades y las ideas, Buenos Aires, Siglo XXI, 1976. Ver capítulos 4, «Las ciudades criollas», y 5, «Las ciudades patricias». <<

[VI] Ver Esteban Echeverría, Dogma socialista, edición crítica y documentada; prólogo de Alberto Palcos, La Plata, Universidad Nacional de La Plata, 1940. Para una perspectiva cercana a esta época: Martín García Mérou, Ensayo sobre Echeverría, Buenos Aires, Peuser, 1894. También: Tulio Halperín Donghi, El pensamiento de Echeverría, Buenos Aires Sudamericana, 1950; Plácido Alberto Horas, Esteban Echeverría y la filosofía política de la Generación de 1837, San Luis, Universidad Nacional de Cuyo, 1950; Ricardo M. Ortiz, El pensamiento económico de Echeverría; trayectoria y actualidad, Buenos Aires, Raigal, 1953: Alberto Palcos, Historia de Echeverría, Buenos Aires, Emecé, 1960. <<

[VII] Biagini da un resumen somero de las diversas posiciones ante el problema de la inmigración. Ver también Gladys S. Onega, La inmigración en la literatura argentina (1880-1910), Rosario, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional del Litoral, 1965. <<

[VIII] Las novelas de Eugenio Cambaceres (1843-1888) conforman las mejores muestras de las transformaciones percibidas a través de las influencias del naturalismo y las líneas, vigentes aún, del realismo europeo. Sin rumbo (1885) y En la sangre (1887) son novelas que requieren un estudio minucioso dentro de este contexto. La xenofobia adquiere uno de sus adeptos más penosos en la figura de Julián Martel, seudónimo de José María Miró (1867-1896), quien con la novela La bolsa (1890) sirvió de epígono al ciclo de ese nombre. <<

[IX]Entre-nos (Causeries del jueves), Buenos Aires, El Ateneo, 1928. Se publicaron cinco tomos en 1889-1890. El título alude a las causeries de Sainte-Beuve, hecho inadvertido al comienzo por Mansilla quien trató de desplazar la referencia extranjera con el «Entre-nos» que le antecede. <<

[X] Mansilla sólo publicó un tomo de memorias: Mis memorias: infancia. Adolescencia, en 1904. Hay edición, con prólogo de Juan Carlos Ghiano, Buenos Aires, Hachette, 1955. Estudios morales o sea El diario de mi vida es, a pesar de su título, una serie de aforismos publicados en 1896. Fue reeditado en 1962 por la Sociedad de Bibliófilos Argentinos con el título invertido. <<

[XI] Atar-Gull o Una venganza africana, Buenos Aires, Bernheim y Bones, 1864. <<

[XII] La biografía de Enrique Popolizio, Vida de Lucio V. Mansilla, Buenos Aires, Peuser, 1954, posee abundante información anecdótica. El estudio preliminar de Mariano de Vedia y Mitre a la edición de Una excursión a los indios ranqueles, Buenos Aires, Estrada, 1959, incluye referencias a conflictos familiares y datos históricos precisos sobre la travesía de Mansilla. El meticuloso prólogo de Julio Gaillet’Bois a la edición publicada por el Fondo de Cultura Económica, México, 1947, es de consulta obligatoria. Del mismo autor: «Nuevos documentos sobre Una excursión a los indios ranqueles», Boletín de la Academia Argentina de Letras, Tomo XVI, Nº 958 (enero-marzo 1947), pp. 115-34. <<

[XIII] Causeries del jueves, Tomo III, pp. 5-6. <<

[XIV] Ver David Viñas, De Sarmiento a Cortázar, Buenos Aires, Siglo Veinte, 1971, pp; 15-41. <<

[XV] Martín Fierro, de José Hernández (1834-1886), fue publicado en 1872; La vuelta de Martín Fierro, en 1879. Mansilla podría aludir aquí a la publicación en 1866 de Fausto. Impresiones del gaucho Anastasio el Pollo en la representación de esta ópera, de Estanislao del Campo (1834-1880). <<

[XVI] Las propuestas de Francisco Bilbao, publicadas en Buenos Aires, fueron integradas al debate sobre los indios. También tuvieron una participación notoria José Manuel Estrada, Vicente Gil-Quesada, Nicasio Oroño, Emilio Daireaux, Francisco P. Moreno, y el propio José Hernández. <<

[XVII] Mansilla no indica la procedencia de los epígrafes tomados de La cautiva, de Esteban Echeverría, quizá por ser del dominio público y pertenecer al patrimonio de sus lectores; quizá también para hacer más suya esa perspectiva ante la magnitud de un espacio por conquistar. <<

[XVIII] La historia de doña Fermina Zarate (p. 366 y ss.)> halla ecos contemporáneos en «Historia del guerrero y de la cautiva», de Jorge Luis Borges, El aleph, Buenos Aires, Losada, 1949, pp. 49-54. <<

[XIX] Son importantes al respecto las negociaciones parlamentarias descriptas en las cartas LUI y LIV. <<

[XX] Su valor metafísico y el impacto del encuentro inicial han sido elaborados por Ezequiel Martínez Estrada en Radiografía de la pampa, Buenos Aires, Babel, 1933. <<

[XXI] Otras diferencias humanas en (p. 275); apuntes de menor peso en (pp. 337, 371). <<

[XXII] Véanse especialmente las historias de Rufino (pp. 203 y ss.), Camargo (pp. 213 y ss.) y Chañilao (pp. 289 y ss.); en otro orden, la de Miguelito (pp. 144 y ss.). <<

[XXIII] Los deslindes y taxonomía del gaucho propuestos por Mansilla —ver los detalles en (p. 291)— pueden ser elaborados en torno a las conclusiones que surgen de las obras de José Hernández. Los cambios en Hernández pueden medirse a través de las distancias que median entre Martín Fierro y su secuela y los ensayos agrupados en Vida del Chacho y otros escritos en prosa, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1967. Ver, por ejemplo, las coincidencias con Mansilla en torno al derecho a imponer el progreso en territorio indio pero sin aparecer como «heraldos de la muerte» en pp. 25. <<