Este libro no habría sido posible sin el trabajo previo de David Walsh, Sergio (Ciclismo 2005) y tantos otros que se preocuparon de investigar lo que olía muy mal. Los consejos de Daniel Cana, Martí Perarnau y Filippo Ricci me han sido también de gran utilidad, así como los de Tania, que siempre me ayudó a ver el lado del aficionado en este mar de dudas, médicos y positivos.
Mil gracias a Miguel Aguilar y Claudio López Lamadrid por apostar por un libro así, un género que, por desgracia, en el mundo editorial español no es demasiado popular.