TU VIDA ES TU PREPARACIÓN
Lo que nos suceda en el futuro no depende únicamente de nuestro pasado, sino de hasta qué punto comprendamos y utilicemos ese pasado. Contemplo la primera mitad de mi vida, como aquel globo terráqueo que mis padres me regalaron cuando era niño. En lo que valoramos, allí donde hallamos éxitos y fracasos, nuestro pasado configura un mapa no solo del lugar del que procedemos, también del lugar adonde nos dirigimos. Pero lo más maravilloso de ese mapa del futuro es que no está grabado sobre piedra. Con visión de futuro y esfuerzo, podemos darle la forma que queramos.
La segunda mitad de mi vida estará plagada de nuevos retos. Tengo objetivos nuevos, en mi vida hay gente nueva, y he dejado atrás la única vocación que he tenido en mi vida. Y aun así, a pesar de que al principio me resultara extraño, mi vida como ajedrecista ha sido una buena preparación para ese nuevo camino. Me digo a mí mismo cómo puede atemorizarme un simple teniente coronel del KGB, si he sido campeón de ajedrez olímpico. ¿Por qué habrían de fallarme los nervios frente a jefes de Estado o directivos de compañías multinacionales, cuando me he pasado la vida entera en un escenario?
Tras una vida dedicada a la preparación y el autoanálisis, creo tener las herramientas necesarias para adaptarme a esta nueva batalla. Habrá nuevas estrategias, tácticas nuevas, y no confío que la transición vaya a ser siempre fácil. Mi mapa personal está lleno de zonas grises y el dibujo de los límites exteriores nunca acaba de completarse. Lo más importante de todo es que he aprendido a no tener miedo a esos terrenos desconocidos.
Mi hijo de diez años Vadim está llegando a una edad de la que yo ya tengo recuerdos nítidos. Su vida será por supuesto muy diferente de la mía. Sinceramente, espero proporcionarle la orientación que sé que mi padre hubiera seguido dándome. Después de una agitada vida, he tenido la suerte de conocer a Dasha, que hoy es mi amiga, mi apoyo y mi esposa. Por encima de todo, estoy infinitamente agradecido a esa persona que no ha dejado de guiarme a lo largo de mi primera carrera profesional, mi madre Klara, y que vuelve a estar conmigo al empezar la segunda. Siempre que me enfrento a una dificultad, sus palabras me sirven de inspiración: «Si no lo resuelves tú, ¿quién lo hará?».
BASTA DE SECRETOS
El propósito de este libro es inspirar a mis compañeros exploradores. Todos podemos observar nuestros propios mapas personales y salir en busca de territorios desconocidos, donde nos enfrentaremos a nuevos desafíos. Debemos aceptar que el fracaso forma parte necesariamente del éxito. Esa convicción guió a Magallanes en su proyecto de dar la vuelta al mundo en 1519, y por ello le recordamos. Pero pocos recuerdan que él no estaba entre los dieciocho supervivientes que completaron el viaje.
Como cualquier explorador, primero debemos planificar la ruta. Luego organizar nuestros recursos, darles el rumbo adecuado, decidir lo que necesitamos y despojamos de todo lo superfluo. Una vez en camino, hemos de seguir nuestra táctica con ojo avizor, sin retroceder frente al conflicto, a menos que estemos seguros de que es lo que más nos conviene. No debemos permitir que la alerta frente a los peligros y las oportunidades nos distraiga de nuestra ruta. Debemos ser conscientes de cualquier cambio de escenario, aprovechando esos cambios como factores positivos, y sacar provecho de las nuevas condiciones.
Sobre todo, debemos ser conscientes de todas las decisiones que tomemos. No solo evaluando siempre el futuro de nuestros actos, también mirando hacia atrás y analizando nuestras decisiones anteriores y la eficacia del proceso que nos llevó a tomarlas.
En lugar de fatigarnos, nuestra búsqueda debe vigorizarnos, infundirnos renovada confianza e inspiración. Nuestros sentidos se agudizarán y los retos desconocidos pronto se convertirán en perspectivas más deseadas que la rutina familiar. Los nuevos estímulos desarrollarán nuestra intuición. Detectaremos la formación de nuevos patrones, tendremos una visión clara de la globalidad y los detalles al mismo tiempo; dibujar la conexión entre los puntos será más fácil. Cuando surja una crisis, nuestros instintos actuarán como un sistema de alerta. Si nos coge por sorpresa, nuestros reflejos nos permitirán pasar al ataque en lugar de jugar a la defensiva.
Hace casi veinte años finalicé una precoz autobiografía con las palabras: «Una y otra vez, cuando he superado un nuevo obstáculo o vencido a otro rival, he sabido que las batallas más importantes aún están por llegar… El final de mi lucha sigue abierto». Ahora sé que esa lucha no solo es contra el Comité de Deportes Soviético o contra la FIDE o el Kremlin, sino también contra mis propias capacidades y limitaciones. Podemos encaminar nuestras energías para asumir la responsabilidad de nuestro destino, crear cambios y marcar diferencias. Cada uno tiene su propia horma de medir el éxito. El primer paso, el más importante, es ser conscientes de que el secreto del éxito está en nuestro interior.