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—Cuando empezamos, intenté ayudarte a encontrar la premisa de la historia de los Tomadores y te dije que la historia de los Dejadores tenía una premisa completamente distinta.

—Sí, lo recuerdo.

—Tal vez estés preparado ahora para exponerme esa premisa.

—No sabría decir… En este momento ni siquiera me acuerdo de la premisa de los Tomadores.

—Seguro que te acuerdas. Toda historia es la elaboración de una premisa.

—Ah, ya. La premisa de la historia de los Tomadores es que el mundo pertenece al hombre. —Estuve pensando unos instantes, y luego me eché a reír—. Parece demasiado fácil. La premisa de los Dejadores es que el hombre pertenece al mundo.

—¿Y qué significa eso?

—Significa… —Solté una carcajada—. Es realmente… demasiado.

—Adelante.

—Significa que, desde el principio, todo cuanto vivía pertenecía al mundo, y por eso las cosas acabaron siendo como son. Los seres vivos unicelulares que pululaban por los antiguos océanos pertenecían al mundo, y por eso se originó todo lo que vino después. Los osteíctios que vivían en las orillas de los continentes pertenecían al mundo, y por eso al final surgieron los anfibios. Y, como los anfibios pertenecían al mundo, surgieron al final los reptiles. Y, como los reptiles pertenecían al mundo, surgieron al final los mamíferos. Y, como los mamíferos pertenecían al mundo, surgieron al final los primates. Y, como los primates pertenecían al mundo, surgió al final el australopithecus. Y, como el australopithecus pertenecía al mundo, surgió al final el hombre. Y, durante tres millones de años, el hombre perteneció al mundo, y como pertenecía al mundo, creció y se desarrolló y se volvió más listo y más hábil que los demás hasta que, un día, fue tan listo y tan hábil que tuvimos que llamarlo homo sapiens sapiens, lo que significa que era como nosotros.

—Y fue así como vivieron los Dejadores durante tres millones de años: perteneciendo, formando parte del mundo.

—Exacto. Y fue así como surgimos nosotros.