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—En el mapa anterior, me he tomado la molestia de dibujar centenas de puntos para representar a los pueblos Dejadores que vivieron en el Medio Oriente en los inicios de vuestra revolución agrícola. ¿Qué crees que les ocurrió a estos pueblos entre la época del primer mapa y la del segundo?

—Yo diría que o bien fueron invadidos y asimilados o bien adoptaron la agricultura, a imitación de los Tomadores.

Ismael asintió.

—Sin duda, muchos de estos pueblos tuvieron sus propios relatos en los que hablaban de esta revolución y explicaban a su manera cómo los pueblos de Mesopotamia habían acabado siendo como eran; pero sólo uno de estos relatos sobrevivió: el contado por los semitas acerca de la Caída de Adán y la muerte de Abel a manos de su hermano Caín. Y sobrevivió porque los Tomadores nunca consiguieron someter a los semitas y éstos se negaron a adoptar el modo de vida agrícola. Ni siquiera sus descendientes tomadores, los hebreos, que transmitieron la historia sin comprenderla del todo, demostraron un entusiasmo especial por el estilo de vida de los campesinos. Y ésa es la razón por la que, con la difusión del cristianismo y del Antiguo Testamento, los Tomadores acabaron adoptando como propio un relato escrito en otro tiempo por un enemigo para denunciarlos.