—¿Dirías que la ley de la gravedad tiene por objeto el vuelo?
Me quedé pensando unos instantes, y luego contesté:
—No el vuelo exactamente, pero sin duda que éste es importante en cuanto que dicha ley se aplica a los aviones igual que a las rocas. La ley no establece distinción entre aviones y rocas.
—Correcto. La ley que estamos buscando aquí se parece mucho a la ley que rige a las civilizaciones. No es una ley sobre las civilizaciones, pero se aplica a las civilizaciones de la misma manera que se aplica a las bandadas de pájaros y a las manadas de ciervos. No distingue entre las civilizaciones humanas y las colmenas. Se aplica a todas las especies sin distinción. Ésta es una de las razones por las que no se ha descubierto dicha ley en vuestra cultura. Según la mitología de los Tomadores, el hombre es por definición una excepción biológica. De todos los millones de especies, sólo una es un producto final. El mundo no se hizo para producir ranas, cigarras, tiburones o saltamontes. Se hizo para que surgiera el hombre. Así pues, el hombre ocupa un lugar aparte, es un ser excepcional que está infinitamente por encima de todo el resto.
—Cierto.