—Ya sabemos dos cosas muy importantes sobre los humanos —recapituló Ismael—, al menos según la mitología tomadora. La primera es que hay algo en ellos que falla básicamente, y, la segunda, que no existe un conocimiento cabal sobre la manera como deben vivir, ni lo habrá nunca. Parece como si debiera haber una relación entre estas dos cosas, ¿no?
—Sí. Si la gente supiera cómo vivir, entonces sabría cómo afrontar el hecho de que hay algo que falla en la naturaleza humana. Quiero decir, que el saber vivir debería incluir para los humanos el sabernos seres imperfectos. Ves lo que quiero decir, ¿no?
—Creo que sí. Estás diciendo que, si se supiera vivir, entonces podrían controlarse los fallos del hombre. Si supierais cómo vivir, no estaríais constantemente estropeando el mundo. Tal vez estas dos cosas no sean en realidad más que una. Tal vez el fallo fundamental del hombre es precisamente esto: que no sabe cómo debe vivir.
—Sí, por ahí van los tiros.