—Realmente impresionante —exclamó Ismael—. Estoy seguro de que te das cuenta de que ese «gran momento» que acabas de describir fue en realidad el nacimiento de tu cultura.
—Sí.
—Sin embargo, convendría señalar que la noción de que la agricultura se extendió por el mundo a partir de un solo punto está bastante anticuada. No obstante, el Arco Fértil sigue siendo el lugar de nacimiento legendario de la agricultura, al menos en Occidente, lo cual tiene una importancia especial, como tendremos ocasión de ver después.
—De acuerdo.
—La parte de la historia de ayer reveló el significado del mundo tal y como lo entienden los Tomadores; a saber, que el mundo es un sistema diseñado para preservar la vida humana, una máquina diseñada para producir y preservar la vida humana.
—Exacto.
—La parte de la historia de hoy parece versar sobre el destino del hombre. Obviamente, el destino del hombre no era vivir como un león ni como un koala.
—Cierto.
—¿Cuál es el destino del hombre, entonces?
—Mmm —balbucí—. Pues… el destino del hombre es… conseguir, alcanzar grandes metas.
—Según se oye decir a los Tomadores, el destino del hombre sería algo más específico que eso.
—Bueno, supongo que se podría decir que su destino consiste en construir civilización.
—Piensa mitológicamente.
—Siento decir que no sé cómo se hace eso.
—Te lo voy a mostrar. Presta atención.
Presté atención.