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—En segundo lugar, el mapa. Yo tengo uno. No tienes necesidad de memorizar el itinerario. O sea, que no te preocupes si, al final de una jornada, te das cuenta de repente de que no recuerdas ni una palabra de lo que he dicho. No importa. Es el viaje mismo el que te va a cambiar. ¿Ves lo que quiero decir?

—No estoy seguro.

Ismael meditó unos momentos.

—Te daré una idea general de hacia dónde nos estamos dirigiendo, y seguro que lo entenderás.

—De acuerdo.

—La Madre Cultura, cuya voz resuena en tu oído desde el día de tu nacimiento, te ha suministrado una explicación de por qué las cosas están como están. Tú la conoces bien: todos los de vuestra cultura la conocéis muy bien. Pero esta explicación no se te dio de golpe. Nadie te llamó para decirte: «Mira, es así como las cosas han acabado siendo como son, desde que iniciaran su andadura hace unos diez o quince mil millones de años». Antes bien, esta explicación se parece a un mosaico que has ido componiendo a partir de un millón de fragmentos de información recabados de otros que comparten esta misma explicación. Provienen de las conversaciones que mantenían tus familiares en casa, de los dibujos animados que veías en la tele, de las clases de catequesis, de lo que te enseñaban tus libros de texto y tus profesores, de los noticiarios, de las películas, novelas, sermones, obras de teatro, publicaciones varias y demás fuentes. ¿Me sigues?

—Creo que sí.

—Esta explicación de por qué las cosas están como están forma parte del aire que respiráis en vuestra cultura. Todo el mundo la conoce y todo el mundo la acepta sin rechistar.

—Sí.

—En el transcurso de nuestro viaje vamos a examinar las piezas clave de ese mosaico. Las vamos a sacar de tu mosaico y a encajar en un mosaico enteramente diferente, en una explicación completamente diferente de por qué las cosas están como están.

—De acuerdo.

—Y, cuando hayamos terminado, tendrás una visión completamente nueva del mundo y de cuanto ha acontecido en él. Y ya no importará si recuerdas o no cómo se formó esa visión. Este viaje te va a cambiar; por lo cual, no necesitas preocuparte de memorizar el camino recorrido hasta lograr ese cambio.

—Estupendo. Veo lo que quieres decir.