NACIDOS MUERTOS

Estos poemas no viven: el diagnóstico es triste.

Los dedos de manos y pies crecieron bastante,

sus pequeñas frentes se abombaron por la concentración.

Si no caminaron por ahí como personas

no fue por falta de amor materno.

¡No puedo entender lo que les ocurrió!

Tienen la forma, el número, los miembros precisos.

¡Se ven tan bien ahí en su líquido de adobo!

Sonríen, sonríen, sonríen, me sonríen a mí.

Pero los pulmones no se hinchan y el corazón no bombea.

No son cerdos, ni siquiera son peces,

aunque tienen un cierto aire de cerdo y de pez,

sería mejor que estuvieran vivos, y así es como estaban.

Pero están muertos, y su madre, casi muerta de enajenación,

y miran como estúpidos, y no hablan de ella.