[1] La razón de que esto sea cierto se debe a la teoría cuántica. Cuando sumamos todas las posibles correcciones cuánticas a una teoría (un proceso tedioso llamado «renormalización») encontramos que fenómenos que previamente estaban prohibidos, en el nivel clásico, reentran en el cálculo. Esto significa que a menos que algo esté explícitamente prohibido (por una ley de conservación, por ejemplo) reentra en la teoría cuando se suman correcciones cuánticas. <<
[2] Platón escribió: «Ningún hombre pondría las manos en lo que no es suyo si pudiera tomar lo que le gustara en el mercado, o entrar en las casas y yacer con cualquiera a su placer, o matar o liberar de prisión a quien quisiera, y en todos los respectos sería como un dios entre los hombres. […] Si uno pudiera imaginar a alguien que obtuviera este poder de hacerse invisible, y nunca hiciera nada equivocado o tocara lo que era de otro, sería considerado por los demás como el mayor idiota…». <<
[3] Nathan Myhrvold, New Scientist Magazine, 18 de noviembre de 2006, p. 69. <<
[4] Josie Glausiusz, Discover Magazine, noviembre de 2006. <<
[5] «Metamateriales que funcionan para luz visible», Eurekalert, www.eurekalert.org/pub_releases/2007-01, 2007. También en New Scientist Magazine, 18 de diciembre de 2006. <<
[6] Los nazis también enviaron a un equipo a la India para investigar algunas antiguas afirmaciones mitológicas de los hindúes (similares a la línea argumental de En busca del arca perdida). Los nazis estaban interesados en los escritos del Mahabharata, que describían armas extrañas y poderosas, incluida una cápsula voladora. <<
[7] Películas como esta han difundido también varias ideas equívocas sobre los láseres. Los haces láser son en realidad invisibles, a menos que sean dispersados por partículas en el aire. Así, cuando Tom Cruise tenía que atravesar un laberinto de haces láser en Misión imposible, la red de haces láser debería haber sido invisible, no roja. También en muchas batallas con pistolas de rayos en las películas podemos ver realmente los pulsos láser a través de una habitación, lo que es imposible, puesto que la luz láser viaja a la velocidad de la luz, 300 000 kilómetros por segundo. <<
[8] Asimov y Schulman, p. 124. <<
[9] El mejor ejemplo registrado de teletransporte está fechado el 24 de octubre de 1593, cuando Gil Pérez, un guardia de palacio en el ejército de las Filipinas que guardaba al gobernador en Manila, apareció repentinamente en la Plaza Mayor de Ciudad de México. Sorprendido y confuso, fue detenido por las autoridades mexicanas, que pensaban que estaba de acuerdo con Satán. Cuando fue llevado ante el Muy Santo Tribunal de la Inquisición, todo lo que pudo decir en su defensa era que había desaparecido de Manila, y aparecido en México, «en menos que canta un gallo». (La exposición histórica de este incidente resulta inverosímil; el historiador Mike Dash ha señalado que los primeros registros de la desaparición de Pérez datan de un siglo después de ese hecho, y por ello no merecen mucha confianza). <<
[10] El trabajo inicial de Doyle se distinguía por el pensamiento metódico y lógico típico en la profesión médica, como se muestra en las soberbias deducciones de Sherlock Holmes. Entonces, ¿por qué Doyle decidió separarse abiertamente de la lógica fría y racional de mister Holmes para acercarse a las aventuras del profesor Challenger, quien hurgaba en los mundos prohibidos del misticismo, lo oculto y los márgenes de la ciencia? El autor quedó profundamente afectado por las muertes súbitas e inesperadas de varios parientes próximos durante la Primera Guerra Mundial, entre ellos su amado hijo Kingsley, su hermano, dos cuñados y dos sobrinos. Estas pérdidas dejarían una cicatriz emocional profunda y duradera.
Deprimido por sus trágicas muertes, Doyle se embarcó en una duradera fascinación por el mundo de lo oculto, creyendo quizá que podría comunicarse con los muertos a través del espiritismo. Abruptamente, cambió del mundo de la ciencia racional y forense al misticismo, y llegó a dar famosas conferencias por todo el mundo sobre fenómenos psíquicos inexplicados. <<
[11] Más exactamente, el principio de incertidumbre de Heisenberg dice que la incertidumbre en la posición de una partícula, multiplicada por la incertidumbre en su momento, debe ser mayor o igual que la constante de Planck dividida por 2it, o el producto de la incertidumbre en la energía de una partícula por la incertidumbre en su tiempo debe ser también mayor o igual que la constante de Planck dividida por 2JT. Si hacemos la constante de Planck igual a cero, entonces esto se reduce a la teoría newtoniana ordinaria, en la que todas las incertidumbres son cero.
El hecho de que no se pueda conocer la posición, el momento, la energía o el tiempo de un electrón impulsó a Tryggvi Emilsson a decir que «los historiadores han concluido que Heisenberg debía de estar contemplando al amor de su vida cuando descubrió el principio de incertidumbre: Cuando él tenía el tiempo, no tenía la energía, y cuando el momento era correcto, no pudo descubrir la posición». John Barrow, Between Inner Space and Outer Space, p. 187. <<
[12] Kaku, Einstein's Cosmos, p. 127. <<
[13] Asimov y Schulman, p. 211. <<
[14] Supongamos por el momento que objetos macroscópicos, incluidas personas, pueden ser teletransportados. Esto plantea cuestiones sutiles filosóficas y teológicas sobre la existencia de un «alma» si el cuerpo de una persona es teletransportado. Si usted fuera teletransportado a un nuevo lugar, ¿se movería también su alma con usted?
Algunas de estas cuestiones éticas se exploraban en la novela de James Patrick Kelly Pensar como un dinosaurio. En esta historia una mujer es teletransportada a otro planeta, pero hay un problema con la transmisión. En lugar de ser destruido el cuerpo original, este permanece inmutable, con todas sus emociones intactas. De repente, hay dos copias de ella. Por supuesto, cuando se le dice a la copia que entre en la máquina de teletransporte para ser desintegrada, ella se niega. Esto crea una crisis, porque los fríos alienígenas, que proporcionaron inicialmente la tecnología, ven esto como una cuestión puramente práctica para «equilibrar la ecuación», mientras que los humanos emotivos son más afines a la causa de ella.
En la mayoría de los relatos el teletransporte se ve como una bendición. Pero en «La expedición», de Stephen King, el autor explora las implicaciones de lo que sucede si hay efectos marginales peligrosos en el teletransporte. En el futuro, el teletransporte es un lugar común y se llama ingenuamente «La expedición». Inmediatamente antes de ser teletransportado a Marte, un padre explica a sus hijos la curiosa historia que hay detrás de la excursión, que fue descubierta inicialmente por un científico que la utilizaba para teletransportar ratones, pero los únicos ratones que sobrevivían al teletransporte eran los que habían sido anestesiados. Los ratones que se despertaban mientras estaban siendo teletransportados morían de manera horrible. Por eso, los humanos son dormidos rutinariamente antes de ser teletransportados. El único hombre que fue teletransportado mientras estaba despierto fue un criminal convicto al que se le prometió un perdón total si se sometía a este experimento. Pero después de ser teletransportado sufrió un ataque al corazón, y sus últimas palabras fueron: «La eternidad está aquí».
Por desgracia, el hijo, al oír esta historia fascinante, decide contener la respiración para no quedar anestesiado. Los resultados son trágicos. Tras ser teletransportado se vuelve loco de repente. Su pelo se vuelve blanco, sus ojos, amarillos, y él trata de arrancárselos. Entonces se revela el secreto. La materia física se teletransporta instantáneamente, pero para la mente el viaje dura una eternidad, el tiempo parece inacabable y la persona se vuelve completamente loca. <<
[15] Curt Suplee, «Top 100 Science Stories of 2006», Discover Magazine, diciembre de 2006, p. 35. <<
[16] Zeeya Merali, New Scientist Magazine, 13 de junio de 2007. <<
[17] David Deutsch, New Scientist Magazine, 18 de noviembre de 2006, p. 69. <<
[18] En las fiestas uno puede ejecutar también sorprendentes hazañas de telepatía. Pida a todos los presentes en una fiesta que escriban un nombre en un trozo de papel y coloquen los trozos en un sombrero. Luego usted saca uno a uno los trozos de papel cerrados y, antes de abrir cada uno, lea en voz alta el nombre escrito en él. La audiencia quedará sorprendida. La telepatía se ha mostrado ante sus ojos. De hecho, algunos magos han adquirido fama y fortuna principalmente debido a este truco.
(El secreto para esta sorprendente hazaña de lectura de la mente es el siguiente: saque el primer trozo de papel y léalo para usted mismo, pero diga que tiene dificultades para leerlo porque el «éter psíquico» está nublado. Saque un segundo trozo de papel, pero no lo abra todavía. Ahora diga el nombre que ha leído en el primer trozo de papel. La persona que escribió ese primer nombre quedará sorprendida, pensando que usted ha leído el segundo trozo de papel aún cerrado. Abra ahora el segundo trozo de papel y léalo en silencio para usted mismo. Saque el tercer trozo cerrado de papel y diga en voz alta el nombre que leyó en el segundo trozo de papel. Repita este proceso. Cada vez que usted dice en voz alta el nombre escrito en un trozo de papel está leyendo el contenido del trozo de papel anterior). <<
[19] El estado mental de una persona puede determinarse aproximadamente trazando la trayectoria precisa que sigue un ojo cuando examina una fotografía. Lanzando un fino haz luminoso al globo ocular, puede proyectarse una imagen reflejada del haz en la pared. Siguiendo la trayectoria de este haz luminoso sobre la pared se puede reconstruir con exactitud el recorrido del ojo cuando examina una imagen. (Por ejemplo, cuando examina el rostro de una persona en una fotografía, el ojo del observador se mueve rápidamente de un lado a otro entre los ojos de la persona de la fotografía, luego se dirige a la boca, y de nuevo a los ojos, antes de explorar la imagen entera).
Cuando una persona examina una imagen, se puede calcular el tamaño de sus pupilas y con ello si tiene pensamientos agradables o desagradables cuando examina partes concretas de la imagen. De este modo, se puede leer el estado emocional de una persona. (Un asesino, por ejemplo, experimentaría intensas emociones al mirar una imagen de la escena de un crimen y al explorar la posición precisa del cuerpo. Solo el asesino y la policía conocerían la posición). <<
[20] Entre los miembros de la Sociedad para las Investigaciones Psíquicas figuraban lord Rayleigh (premio Nobel), sir William Crookes (inventor del tubo de Crookes utilizado en electrónica), Charles Richet (premio Nobel), el psicólogo norteamericano William James y el primer ministro Arthur Balfour. Entre sus patrocinadores se incluían luminarias tales como Mark Twain, Arthur Conan Doyle, lord Alfred Tennyson, Lewis Carroll y Carl Jung. <<
[21] Rhine planeaba originalmente hacerse pastor protestante, pero luego se pasó a la botánica mientras asistía a la Universidad de Chicago. Después de asistir a una charla en 1922 dada por sir Arthur Conan Doyle, que estaba impartiendo conferencias por todo el país sobre comunicación con los muertos, Rhine quedó fascinado con los fenómenos psíquicos. Más tarde leyó el libro The Survival of Man, de sir Oliver Lodge, sobre presuntas comunicaciones con los desaparecidos durante sesiones de espiritismo, lo que reforzó el interés de Rhine. Sin embargo, él estaba insatisfecho con el estado del espiritismo de su época; su reputación estaba a menudo manchada con sucias historias de fraudes y trucos. De hecho, las propias investigaciones de Rhine desenmascararon a cierta espiritista, Margery Crandon, como fraude; sin embargo, tal investigación le valió el desprecio de muchos espiritistas, incluido Conan Doyle. <<
[22] Randi, p. 51. <<
[23] Randi, p. 143. <<
[24] San Francisco Chronicle, 26 de noviembre de 2001. <<
[25] Finalmente están también las cuestiones legales y morales que se plantearían si formas limitadas de telepatía llegaran a ser un lugar común en el futuro. En muchos estados es ilegal grabar una conversación telefónica de una persona sin su permiso, de modo que en el futuro también podría ser ilegal registrar las pautas mentales de una persona sin su permiso. También los defensores de las libertades civiles podrían poner objeciones a leer las pautas mentales de una persona sin su permiso en cualquier contexto. Dada la naturaleza resbaladiza de los pensamientos de una persona, quizá nunca sea legal presentar pautas mentales en un tribunal. En Minority Report, protagonizada por Tom Cruise, se planteaba la cuestión ética de si se puede detener a alguien por un crimen que todavía no ha cometido. En el futuro podría plantearse la cuestión de si la intención de una persona de cometer un crimen, puesta de manifiesto por pautas mentales, constituye una evidencia incriminatoria contra dicha persona. Si una persona amenaza verbalmente, ¿contaría eso tanto como si amenazara mentalmente?
Estará también la cuestión de los gobiernos y agencias de seguridad que no respetan las leyes y someten a las personas a exploraciones cerebrales sin su voluntad. ¿Constituiría esto un comportamiento legal apropiado? ¿Sería legal leer la mente de un terrorista para descubrir sus planes? ¿Sería legal implantar falsos recuerdos para engañar a los individuos? En Desafió total, protagonizada por Arnold Schwarzenegger, se plantea continuamente la cuestión de si los recuerdos de una persona eran reales, o implantados, lo que afecta a la naturaleza misma de quiénes somos.
Probablemente estas cuestiones seguirán siendo solo hipotéticas durante las próximas décadas, pero a medida que avance la tecnología, planteará inevitablemente cuestiones morales, legales y sociales. Por fortuna, tenemos mucho tiempo para discutirlas. <<
[26] Douglas Fox, New Scientist Magazine, 4 de mayo de 2006. <<
[27] Philip Ross, Scientific American, septiembre de 2003. <<
[28] Science Daily, www.sciencedaily.com, 9 de abril de 2005. <<
[29] Cavelos, p. 184. <<
[30] El Sorprendente Randi, disgustado porque los magos profesionales, hábiles para engañar a personas crédulas, pretendieran poseer poderes psíquicos, y defraudar así a un público inocente, empezó a denunciar fraudes. En particular, le gustaba repetir todas las hazañas realizadas por los psíquicos. El Sorprendente Randi sigue la tradición del Gran Houdini, un mago que también inició una segunda carrera denunciando a los falsificadores y charlatanes que utilizaban sus habilidades mágicas para defraudar a otros para su propio provecho. En particular, Randi presume de que puede engañar incluso a científicos con sus trucos: «Puedo entrar en un laboratorio y engañar a cualquier grupo de científicos», dice. Cavelos, p. 220. <<
[31] Cavelos, p. 240. <<
[32] Cavelos, p. 240. <<
[33] Philip Ross, Scientific American, septiembre de 2003. <<
[34] Miguel Nicolelis y John Chapin, Scientific American, octubre de 2002. <<
[35] Kyla Dunn, Discover Magazine, diciembre de 2006, p. 39. <<
[36] Aristides A. G. Requicha, «Nanorobots»,
http://www.lmr.usc.edu/_lmr/publications/nanorobotics. <<
[37] El profesor Penrose argumenta que debe de haber efectos cuánticos en el cerebro que hacen posible el pensamiento humano. Muchos científicos de la computación dirían que cada neurona del cerebro puede ser duplicada mediante una compleja serie de transistores; si es así, el cerebro puede reducirse a un dispositivo clásico. El cerebro es sumamente complicado, pero en esencia consiste en un grupo de neuronas cuyo comportamiento puede ser duplicado por transistores. Penrose discrepa. Él afirma que hay estructuras en una célula, llamadas microtúbulos, que muestran comportamiento cuántico, de modo que el cerebro nunca puede reducirse a una simple colección de componentes electrónicos. <<
[38] Kaku, Visions, p. 95. <<
[39] Cavelos, p. 90. <<
[40] Rodney Brooks, New Scientist Magazine, 18 de noviembre de 2006, p. 60. <<
[41] Kaku, Visions, p. 61. <<
[42] Kaku, Visions, p. 65. <<
[43] Bill Gates, Skeptic Magazine, vol. 12, n.° 12, 2006, p. 35. <<
[44] Bill Gates, Scientific American, enero de 2007, p. 63. <<
[45] Scientific American, enero de 2007, p. 58. <<
[46] Susan Kruglinski, «TheTop 100 Science Stories of 2006», Discover Magazine, p. 16. <<
[47] Kaku, Visions, p. 76. <<
[48] Kaku, Visions, p. 92. <<
[49] Cavelos, p. 98. <<
[50] Cavelos, p. 101. <<
[51] Barrow, Theories of Everything, p. 149. <<
[52] Sydney Brenner, New Scientist Magazine, 18 de noviembre de 2006, p. 35. <<
[53] Kaku, Visions, 135. <<
[54] Kaku, Visions, 188. <<
[55] Así, nuestras creaciones mecánicas pueden ser en última instancia la clave para nuestra propia supervivencia a largo plazo. Como dice Marvin Minsky: «Los humanos no somos el final de la evolución, así que si podemos hacer una máquina que sea tan inteligente como una persona, probablemente también podemos hacer una que sea mucho más inteligente. No tiene sentido hacer solo otra persona. Lo que se quiere es hacer una que pueda hacer cosas que nosotros no podemos». Kruglinski, «The Top 100 Science Stories of 2006», p. 18. <<
[56] La inmortalidad, por supuesto, es algo que la gente ha deseado desde que los humanos, únicos en el reino animal, empezamos a contemplar nuestra propia mortalidad. Hablando de la inmortalidad, Woody Allen dijo en cierta ocasión: «Yo no quiero conseguir la inmortalidad por mi obra. Quiero conseguirla por no morir. No quiero vivir en la memoria de mis compatriotas. Preferiría vivir en mi apartamento». Moravec, en particular, cree que en un futuro lejano nos fusionaremos con nuestras creaciones para crear un orden superior de inteligencia. Esto requeriría duplicar los 100 000 millones de neuronas que hay en nuestro cerebro, cada una de las cuales está conectada a su vez con quizá varios miles de otras neuronas. Cuando nos tendemos en la mesa de un quirófano, tenemos al lado un esqueleto robótico. Se realiza una cirugía de modo que cuando eliminamos una sola neurona, se crea una neurona de silicio duplicada en el esqueleto robótico. Con el paso del tiempo cada neurona de nuestro cuerpo se reemplaza por una neurona de silicio en el robot, de modo que somos conscientes durante la operación. Al final, nuestro cerebro entero se ha transferido al esqueleto robótico mientras hemos sido testigos de todo el suceso. Un día estamos moribundos en nuestro cuerpo decrépito. Al día siguiente nos encontramos dentro de cuerpos inmortales, con los mismos recuerdos y la misma personalidad, sin perder la conciencia. <<
[57] Jason Stahl, Discover Magazine, «Top 100 Science Stories of 2006», diciembre de 2006, p. 80. <<
[58] Cavelos, p. 13. <<
[59] Cavelos, p. 12. <<
[60] Ward y Brownlee, p. xiv. <<
[61] Cavelos, p. 26. <<
[62] En general, aunque las lenguas y culturas locales seguirán prosperando en diferentes regiones de la Tierra, surgirá una lengua y una cultura planetaria que se extenderá por los continentes. Esta cultura global y las culturas locales existirán simultáneamente. Esta situación existe ya con respecto a las élites de todas las sociedades.
Existen también fuerzas que se oponen a esta marcha hacia un sistema planetario. Están los terroristas que inconsciente e instintivamente comprenden que el progreso hacia una civilización planetaria es un progreso que hará de la tolerancia y pluralismo secular una pieza central de su cultura emergente, y esta perspectiva es una amenaza para la gente que se siente más cómoda viviendo en el último milenio. <<
[63] Kaku, Hyperspace, p. 302. <<
[64] Gilster, p. 242. <<
[65] NASA, http://science.nasa.gov, 12 de abril de 1999. <<
[66] Cola, p. 225. <<
[67] Cavelos, p. 137. <<
[68] Kaku, Parallel Worlds, p. 307. <<
[69] Cavelos, p. 151. <<
[70] Cavelos, p. 154. <<
[71] Cavelos, p. 154. <<
[72] Roach Motel era una marca de trampa para cucarachas. Su anuncio, que se hizo famoso, decía: «Todas las cucarachas entran, pero ninguna sale». (N. del T.). <<
[73] Kaku, Parallel Worlds, p. 121. <<
[74] Cavelos, p. 145. <<
[75] Hawking, p. 146. <<
[76] Nahin, p.322. <<
[77] Pickover, p. 10. <<
[78] Nahin, p. ix. <<
[79] Pickover, p. 130. <<
[80] Kaku, Parallel Worlds, p. 142. <<
[81] Nahin, p. 248. <<
[82] Kaku, Hyperspace, p. 22. <<
[83] Pais, p. 330. <<
[84] Kaku, Hyperspace, p. 118. <<
[85] Max Tegmark, New Scientist Magazíne, 18 de noviembre de 2006, p. 37. <<
[86] Cola, p. 222. <<
[87] Greene, p. 111. <<
[88] Pero otra característica atractiva de la interpretación de los «muchos mundos» es que no se requiere ninguna hipótesis adicional distinta de la ecuación de ondas original. En esta imagen nunca tenemos que colapsar funciones de onda o hacer observaciones. La función de onda simplemente se divide por sí misma, automáticamente, sin ninguna intervención ni hipótesis externa. En este sentido, la teoría de los muchos mundos es conceptualmente más simple que todas las demás teorías, que requieren observadores externos, medidas, colapsos de ondas y todo lo demás.
Es cierto que nos cargamos con un número infinito de universos, pero la función de onda sigue la pista de ellos, sin hipótesis adicionales del exterior.
Una forma de entender por qué nuestro universo físico parece tan estable y seguro es invocar la decoherencia, es decir, que nos hemos desacoplado de todos estos universos paralelos. La decoherencia solo explica por qué nuestro universo, entre un conjunto infinito de universos, parece tan estable. La decoherencia se basa en la idea de que los universos pueden dividirse en muchos universos, pero que nuestro universo, gracias a interacciones con el entorno, se separa por completo de esos otros universos. <<
[89] Kaku, Parallel Worlds, p. 169. <<
[90] Asimov, p. 12. <<
[91] Algunas personas han puesto objeciones, declarando que el cerebro humano, que representa quizá el objeto más complejo creado por la madre naturaleza en el sistema solar, viola la segunda ley. El cerebro humano, que consta de más de 100 000 millones de neuronas, no tiene rival en complejidad en nada que haya a menos de 40 billones de kilómetros de la Tierra, la distancia a la estrella más próxima. Pero ¿cómo puede ser compatible esta enorme reducción en entropía con la segunda ley?, preguntan. La propia evolución parece violar la segunda ley. La respuesta a esto es que el decrecimiento en entropía creado por la aparición de organismos superiores, incluidos los humanos, se da a expensas de un aumento de la entropía total en otros lugares. El decrecimiento en entropía creado por la evolución está más que compensado por el aumento de la entropía en el entorno, es decir, de la entropía de la luz solar que incide en la Tierra. La creación del cerebro humano mediante la evolución reduce la entropía, pero esto está más que compensado por el caos que creamos (por ejemplo, la contaminación, las pérdidas térmicas, el calentamiento global, etc). <<
[92] Tesla, sin embargo, fue también una figura trágica; probablemente fue estafado en los derechos de muchas de sus patentes e invenciones que prepararon el camino para la llegada de la radio, la televisión y la revolución de las telecomunicaciones. (Los físicos, sin embargo, hemos garantizado que el nombre de Tesla no se olvidará. Hemos llamado a la unidad del campo magnético con su nombre. Un tesla es igual a 10 000 gauss, o aproximadamente 20 000 veces el campo magnético de la Tierra).
Hoy él está casi olvidado, salvo que sus afirmaciones más excéntricas se han convertido en materia de chismes y leyendas urbanas. Tesla creía que podía comunicar con vida en Marte, resolver la teoría del campo unificado que Einstein dejó inacabada, cortar la Tierra por la mitad como una manzana y desarrollar un rayo mortífero que podría destruir 10 000 aviones a una distancia de 350 kilómetros. (El FBI tomó tan en serio su afirmación de un rayo mortal que se hizo con muchas de sus notas y equipos de laboratorio tras su muerte, algunos de las cuales siguen estando hoy en un almacén secreto).
Tesla alcanzó el punto álgido de su fama en 1931, cuando apareció en la primera página de la revista Time. Normalmente deslumbraba al público liberando enormes descargas eléctricas, que contenían millones de voltios de energía eléctrica, y con ello captaba a la audiencia. La ruina de Tesla, sin embargo, fue producto de un total descuido de sus financias y asuntos legales. Enfrentado a la batería de abogados que representaban a los gigantes eléctricos que entonces surgían, Tesla perdió el control de sus patentes más importantes. También empezó a mostrar signos de lo que hoy se denomina trastorno obsesivo-compulsivo, y se obsesionó con el número tres. Más tarde tuvo un comportamiento paranoide: vivía en la miseria en el hotel New Yorker, por miedo a ser envenenado por sus enemigos, y siempre huyendo de sus acreedores. Murió en 1943 en la pobreza absoluta a los ochenta y seis años. <<
[93] EARTH-SHAKING FIRES FROM THE WORLD'S CENTER ROAR: / AROUND «NEW CITY» IS THE EARTH A-QUIVER / TWO NOBLES LONG SHALL WAGE A FRUITLESS WAR / THE NYMPH OF SPRINGS POUR FORTH A NEW, RED RIVER. <<
[94] Barrow, Impossibility, p. 47. <<
[95] Barrow, Impossibility, p. 209. <<
[96] Pickover, p. 192. <<
[97] Barrow, Impossibility, p. 250. <<
[98] Rocky Kolb, New Scientist Magazine, 18 de noviembre de 2006, p. 44. <<
[99] Hawking, p. 136. <<
[100] Barrow, Impossibility, p. 143. <<
[101] Max Tegmark, New Scientist Magazine, 18 de noviembre de 2006, p. 37. <<
[102] La razón para esto es que cuando tomamos la teoría de la gravedad de Einstein y añadimos correcciones cuánticas, estas correcciones, en lugar de ser pequeñas, son infinitas. Con los años los físicos han ideado varios trucos para eliminar estos términos infinitos, pero todos fallan en una teoría cuántica de la gravedad. Pero en teoría de cuerdas estas correcciones desaparecen exactamente por varias razones. En primer lugar, la teoría de cuerdas tiene una simetría, llamada supersimetría, que cancela muchos de estos términos divergentes. La teoría de cuerdas también tiene un corte, la longitud de la cuerda, que ayuda a controlar estos infinitos.
El origen de estos infinitos se remonta en realidad a la teoría clásica. La ley de la inversa del cuadrado de Newton dice que la fuerza entre dos partículas se hace infinita cuando la distancia de separación tiende a cero. Este infinito, que aparece incluso en la teoría de Newton, se traslada a la teoría cuántica. Pero la teoría de cuerdas tiene un corte, la longitud de la cuerda, o la longitud de Planck, que nos permite controlar estas divergencias. <<
[103] Alexander Vilenkin, New Scientist Magazine, 18 de noviembre de 2006, p. 51. <<
[104] Barrow, Impossibility, p. 219. <<