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Ella levanta los brazos en un esfuerzo por abrocharse una túnica negra transparente en la nuca. No puede: no, no puede. Retrocede muda hacia mí. Levanto mis brazos para ayudarla: los suyos caen. Sostengo los bordes de la túnica, suaves-como-telarañas, y cuando los separo de su cuerpo para abrocharlos veo por la apertura del velo negro su cuerpo ágil enfundado en una camisa naranja. Ésta se desprende de sus amarras en los hombros y cae lentamente: un cuerpo ágil desnudo temblando con escamas de plata. Resbala lentamente por sus nalgas delgadas de suave pulida plata y por su surco, una sombra de plata mancillada… Dedos, fríos y calmos moviéndose… Un toque, un toque.

Pequeño aliento soso desvalido y ralo. Pero inclínate y escucha: una voz. Un gorrión bajo las ruedas de Juggernaut, tembloroso temblador de la tierra. ¡Señor Dios, por favor, gran señor Dios! ¡Adiós, gran mundo!… Aber das ist eine Schweinerei!

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