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Papá y las niñas resbalando colina abajo, a horcajadas en un tobogán: el Gran Turco y su harén. Sombreros y chaquetas ajustados, botas abrochadas con mañosos cruzados sobre la lengüeta tibia-de-carne, la falda corta tensa por los nudos redondos de las rodillas. Un destello blanco: un copo, un copo de nieve:
Y cuando ella vuelva a partir
¡Que esté yo allí para verlo!
Salgo apresuradamente de la tabaquería y la llamo. Se vuelve y se detiene para escuchar el revoltijo de palabras sobre lecciones, horas, lecciones, horas: y lentamente sus mejillas pálidas se inundan de una luz ópalo inflamada. ¡No, no, no tengas miedo!
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