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¿Quién? Un pálido rostro rodeado de pesadas pieles olorosas. Sus movimientos son tímidos y nerviosos. Usa impertinentes.

: una breve sílaba. Una breve risa. Un breve batir de pestañas.

Caligrafía de telaraña, trazada larga y finamente con desdén silencioso y resignación: una joven de calidad.

Me lanzo a una fácil ola de palabras tibias: Swedenborg, el seudo-Areopagita, Miguel de Molinos, Joaquín Abbas. La ola se extingue. Su condiscípula, retorciendo el retorcido cuerpo, ronronea en un italiano-vienés deshuesado: Che coltura! Las largas pestañas se abren y baten: una aguja candente pincha y tiembla en los iris aterciopelados.

En las resonantes escaleras de piedra, el taconeo hueco de unos tacones altos. Aire invernal en el castillo, armaduras patibularias, candelabros de rudo hierro sobre la tortuosidad de la tortuosa escalera de la torrecilla. Tacones repiqueteantes, un ruido alto y hueco. Hay alguien abajo que desea hablar con su señoría.

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