Habían pasado cuatro medianoches, Bard y Sharan habían esperado cada vez tres horas. La cita no se había realizado. Nada había entrado en sus mentes, cantando alegremente al reunirse. Durante las primeras tres noches, Bard y Sharan estuvieron alegres, riendo demasiado fácilmente.
Después de aguardar tres tensas horas habían llegado a la cuarta noche, Bard miró a Sharan.
—Él me dijo que su actitud era considerada en su mundo como una herejía, Sharan.
—¿Por qué no han venido? ¿Por qué?
—Lógicamente podemos hacer dos suposiciones. Una, que han sido castigados, quizás han muerto en manos de su propia gente. Y dos, que han emprendido ya el viaje.
Sharan tenía la boca crispada.
—¿Y si hubiera una tercera posibilidad?
—¿Que se tratara de un juego del que se hubieran cansado? ¿Que no tenían habilidad para continuar? ¿Lo crees así, en realidad?
Su sonrisa era débil.
—No lo creo. ¿No es extraño que les conozcas tan bien, no habiéndoles visto?
—No tanto. Puesto que hemos compartido los pensamientos. No, teniendo en cuenta que son dos… almas, si podemos emplear esta palabra, compartiendo el mismo cerebro, Sharan. Les debemos algo. Les debemos la suposición que estaban forzados, en cierto modo, a iniciar el viaje. No sé cuánto pueden tardar. Tal vez un mes. Ahora imagina lo que podría suceder si una nave de esa descripción aterrizara aquí o en Panasia. Cohetes interceptores les rodearían inmediatamente. Dispararían primero y luego harían preguntas. Nuestros amigos se verían, en pocos segundos, rodeados de un halo blanquiazul y una lluvia de partículas radiactivas. ¿Lo has pensado?
Sharan se llevó la mano al cuello.
—¡No! ¡Oh, no!
—Mira, Sharan. Según Raul y Leesa, el resto de los Observadores creían aún que podían visitar los otros tres planetas a través de las máquinas del sueño, que estaban solos en el universo. ¿Cuál es el egoísmo predominante del hombre? Que su planeta es el único habitado, su raza el summun de vida del universo. Por esto cualquier nave desconocida puede sólo ser la nave de una nación enemiga de ese mismo planeta.
—¡O sea que no tiene salida!
—Nosotros hemos de tomar una determinación para ayudarles, Sharan. Hemos de hacer que la Tierra sepa, sea como sea, que están viniendo. Se reirán de nosotros, pero aún así, y si Raul y Leesa se encuentran de viaje, ello puede significar que en el momento crucial, alguien puede decidirse a no apretar el botón. Desearía que hubieran venido una vez más a nuestras mentes. Habría intentado avisarles, decirles cómo entrar en órbita quedando fuera del alcance de los cohetes, y cómo darse a conocer. Ahora entrarán directamente.
—¿Y si no vienen nunca, Bard?
—Seremos el hazmerreír del siglo. ¿Te importa?
—En realidad, no.
—Debemos empezar por relatar el verdadero final del "Proyecto Tempo". Primero tendremos que hablar con Bill Kornal. El doctor Lurdorff nos ayudará a convencer a Bill.
—Es un juego endiablado, amigos. Aun cuando logremos narrar la historia de forma que tenga el máximo interés para la prensa, radio, televisión y todo lo demás. Esto significa que nosotros cuatro habremos de poner las cartas boca arriba frente a alguien que no sólo tenga cierta influencia, sino que además posea una mente fácilmente receptiva de cosas de éstas. Y míster X tendrá que arreglárselas para seguir con el juego. ¿Se te ocurre alguna idea?
—Eso suena como si tuviera que ser alguien del gobierno.
—O un columnista de gran renombre y con muchos lectores. Veamos. Pelton, no. No creo que pudiéramos entendernos con el Trimball.
—¡Oye! ¿Qué te parece Walter Howard Path? Tiene su columna y un espacio en la televisión. Es uno de los que reanimó el asunto de los platillos volantes hace varios años y que protestó por que las Fuerzas Aéreas no había facilitado los verdaderos datos. Me entrevistó después de salir de aquella conferencia. Me pareció amable, y la entrevista publicada fue por lo menos algo amistosa.
—Me parece que hemos dado con nuestro tipo, Sharan. Aquí está el teléfono.
—¿Tan deprisa?
—¿Cuánto tiempo tenemos pare desperdiciar? ¿Lo sabes?
Sharan empezó a llamar. Eran casi las cuatro de la madrugada. Diez minutos más tarde Walter Howard Path estaba al aparato, hablando desde su oficina, donde vivía en Nueva York.
—¿Doctora Inly? Oh, sí, la recuerdo muy bien, doctora.
—Míster Path, ¿le interesaría tener la historia exclusiva de lo que sucedió con el "Proyecto Tempo"?
Hubo un largo silencio.
—Doctora Inly, no me sentiría demasiado interesado. La historia no sería demasiado buena, y además de ese proyecto hace mucho tiempo que nadie habla.
—Suponga que puedo mostrarle pruebas de que el "Tempo" fue objeto de sabotaje mediante intervenciones de otro planeta, míster Path.
—¡Oh, vamos, doctora Inly!
—Por favor, no cuelgue. A mi lado hay alguien que desea hablar con usted.
Bard cogió rápidamente el teléfono.
—Mister Path, aquí Bard Lane. Si le interesa esta historia le sugiero que coja el avión y venga a vernos. No tenemos mucho tiempo que perder. Sé que los superlativos son a veces desagradables. Pero ésta, míster Path, es la mayor historia de éste o cualquier otro siglo.
—¿Cuál es su dirección?
Walter Howard Path era un hombre delgado, extraordinariamente alto y algo cargado de espaldas, mejillas hundidas y ojos inquietos. Con las manos hundidas en los bolsillos, estaba contemplando la calle a través de la ventana, dando la espalda a los cuatro que le contemplaban en silencio. La conferencia había durado cinco horas.
Walter Howard Path se había mostrado enfadado durante una hora por lo que creía simple artimaña, incrédulo durante dos horas más, resentidamente intrigado durante la cuarta hora, y oscuramente asustado a partir de entonces.
Sin girarse dijo:
—Aún cuando la adaptación sea muy buena. Aun cuando esto sirva de respuesta a tantas y tantas preguntas de este planeta nuestro tan loco y violento. Pero la gente no querrá creer esa clase de cosas. Y los que lo acepten serán las personas caprichosas, los culteranos, los tipos del crónico fin-del-mundo.
La cinta magnetofónica había sido cerrada. Walter Howard Path volvió a la mesa pequeña. Les sonrió débilmente.
—Bueno, me parece que tengo que lanzarme. Hoy es miércoles. Lo lanzaré el domingo en mi columna y en el programa de televisión del domingo por la noche. Será mejor que nos escondamos en un buen agujero y nos tapemos los oídos.
"Aquí Melvin C. Lynn, con el boletín de noticias patrocinado por Wilkin's Mead y por los laboratorios Wilkins, donde se desarrolla el secreto de la felicidad.
"Esta noche, queridos oyentes, voy a facilitarles un diferente programa de noticias. Hoy un colega, Walter Howard Path, ha lanzado una historia más bien asombrosa. Está considerado como algo ético, dentro de nuestro campo profesional, no mezclarse nunca directamente con un competidor. Sin embargo, su informador de Wilkin's Mead cree llegado el momento de que alguien le de un puntapié a míster Path.
"Intento informarles honrada y sinceramente de las noticias. A veces puedo haberme dejado engañar por una mentira. A todos nos sucede. Pero nunca he sido culpable de perpetrar una. Míster Path tiene un enorme auditorio, mucho mayor que el mío. Su responsabilidad para ese auditorio es también enorme. Sin embargo, las noticias normales no parecen satisfacer a nuestro míster Path. Ustedes recordarán, sin duda, su exhumación de la mentira del platillo volante hace varios años. Posiblemente aquel sensacionalismo añadió algunos lectores y oyentes más a los que ya tenía. Y me temo que fueron demasiados. Y que aún perduran.
"Esta vez, sin embargo, Walter Howard Path se ha pasado de la raya. Todos ustedes recordarán el escándalo del "Proyecto Tempo". Un tal doctor Bard Lane, físico, fue destituido de su cargo por incompetencia. Había protegido a un técnico, un tal William Kornal, que había cometido sabotaje en el proyecto. Se rumoreó la existencia de una intriga entre el doctor Lane y la doctora Inly, apetitosa joven siquiatra del proyecto. En la catástrofe final, resultaron muertas veintiocho personas, debido al prematuro despegue de la nave. Para los informadores honrados, no hubo ya más noticias que facilitar.
"Ahora vayamos a examinar lo que ha hecho Walter Howard Path. Se ha rodeado de un grupo de personas un tanto malsanas. El doctor Bard Lane, desacreditado físico. La doctora Sharan Inly, siquiatra "atractiva". Míster William Kornal, técnico que no fue considerado culpable de criminal sabotaje. El doctor Heintz Lurdorff, hipnotizador y supuesto siquiatra. Tengan presente que, con la posible excepción de Lurdorff, los otros tres tienen toda clase de razones para sus premeditadas actividades.
"Estas cinco personas han urdido la más fantástica historia que pueden oír estos fatigados y viejos oídos. ¡Hipnosis a larga distancia desde otros planetas! ¡Personas como nosotros que llegan hasta aquí en ondas mentales, o algo así, y nos obligan a hacer todo lo que ellos quieren! Recuérdenme emplear a esos "marcianos" la próxima vez que tenga que darle una excusa a mi esposa por llegar tarde a casa. Ahora veamos cómo ajusta todo perfectamente. Éste es un país maravilloso, oyentes. No importa cuan disparatada sea una historia, si puedes encontrar quien la crea.
"Vayamos a comprobar y ver los posibles resultados, si se le permite a Walter Howard Path emplear el poder de la prensa, radio y televisión para propagar ese cuento increíble. El doctor Bard Lane será exonerado, en las mentes de los necios, de mala administración, negligencia y preocupación de la linda Sharan, en lugar de su trabajo. Sharan Inly se convertirá en la suprema sacerdotisa de un nuevo culto, y probablemente lo hará muy bien, naturalmente, financieramente hablando. El doctor Heinzt Lurdorff conseguirá alguna publicidad que le favorecerá. William Kornal podrá decir: ¿Lo ven? Yo no lo hice. ¡Fueron los marcianos!
"¿Y qué de Walter Howard Path? Publicidad sin precedentes en una historia que ninguno de nosotros tocará. Aquí está el toque de gracia, sin embargo. Él dice que dos personas extrañas, de esas que se apoderan de nuestras mentes haciéndonos hacer lo que quieren, vienen hacia aquí, en persona, en una nave espacial, ¡por los clavos de Cristo! Una pareja. Hermano y hermana. Raul y Leesa Kinson. Su informador de Wilkin's Mead se pregunta cuánto tiempo le habrá costado a míster Path inventarse esos nombres. ¿Han jugado alguna vez a anagramas? Tomen ese nombre, Leesa Kinson. Empleen sus las letras. Pueden hacerse dos palabras. Non sense. Dejando cuatro letras, a-l-k-i, prácticamente una palabra vulgar prehistórica referente al alcohol. ¿Hasta cuándo seguirá Walter Howard Path facilitándonos quimeras desde el fondo de la botella? ¿Hasta dónde llegará esa mentira suya?
"Su informador de Wilkin's Mead les deja con esta preocupación. ¿Cómo es posible que una emisora de televisión responsable o un publicista igualmente responsable aloje en su casa a un hombre irresponsable como Walter Howard Path y siga proclamando que trabaja en interés del público?"
"Noticias recibidas a través de Associated Press: Ayer por la mañana una persona resultó muerta y otras tres heridas de gravedad en un desorden producido en Benson, Georgia. La riña tuvo lugar entre los fieles de un nuevo culto que pasan horas enteras en las cumbres de las colinas vigilando la llegada de la mítica nave espacial de Walter Howard Path, y un destacamento de la policía local de Georgia. Los del nuevo culto se llaman "Kinsonianos".
Instrucciones de Policía n.° 7112
Sección de Relaciones Públicas
Fuerzas Armadas
1. No teniendo ningún deseo en prestar especial atención a los cargos infundados respecto al "Proyecto Tempo" por medio de ninguna declaración formal de rechazo, todo el personal deberá abstenerse de hacer cualquier clase de comentario ante los representantes de la prensa.
2. Todo el personal militar directamente relacionado con el "Proyecto Tempo" ha sido destinado a nuevas misiones siendo trasladados inmediatamente fuera de los límites continentales de los Estados Unidos, hacia nuevos destacamentos donde la posibilidad de tales entrevistas es prácticamente improbable.
3. La posición oficial en este asunto, para ser anunciada más tarde por un locutor seleccionado, es que a la luz de la corriente tensión mundial es de dudoso valor para el esfuerzo nacional que la masa histérica sea incitada hasta tal punto que el absentismo industrial es de un valor sin precedentes.
4. Todos los oficiales y EM que profesen públicamente cualquier grado de confianza en el Kinsonianismo y, que al ser avisados, persistan en tales creencias, serán considerados descalificados para el trabajo.
"¡Y ahora, señoras y caballeros, espectadoras de la televisión, les brindamos a ustedes esa maravilla de la estratosfera, ese hombrecillo que no ha llegado en una nave espacial, ese Yum-Bubble (mastíquelo, es bueno), ese cómico Willy Wise! ¡Eh, Willy! ¿Qué sucede, Willy? La cámara está allá arriba, no en el techo.
—No me molestes, Harry. Estoy vigilando por si veo esa nave espacial. ¿Quieres ganar un millón de pavos, Harry?
—Ahí está la diferencia entre tú y yo, Willy. Yo necesito un millón de pavos.
—Ríete otra vez y lo que necesitarás será un empleo. ¿Sabes lo que debemos hacer? Frotarte el cuello con linimento, apuesto que hay más tortícolis en este país que corbatas.
—Willy, por favor, mira a las cámaras. Tienes un invitado esta noche. Es una dama.
—Otro cualquiera puede seguir vigilando por si llega la nave esa. Hola, bombón. ¿Cómo te llamas?
—Sharan Riley, mister Wise.
—Bonito nombre, Sharan. ¿Tienes alguna tía, o medio hermana, o algo así llamada Sharan Inly?
—Oh, no. Ella es famosa.
—Vaya, pongamos una teoría, señores. ¿Qué les parece ésta? ¿Han visto ustedes alguna vez una imagen de Sharan Inly? Aquí va cómo sucedió todo. Ella se encuentra con ese tipo, Bard Lane. Ese tipo le gusta. Le echa sus amorosos brazos alrededor de su cuello y… ¡Repámpanos! Desde aquel mismo instante, señores, el doctor Lane ha estado viendo naves espaciales, marcianos y hombrecillos verdes. ¿Quién puede echarle la culpa al chico? Hasta aquel instante, seguramente no había apartado nunca su nariz de un mechero bunsen, o lo que sea que emplearan en los laboratorios.
"Hoy, en Albany se ha proclamado un decreto por el que se anuncia como ilegal cualquier discurso público en favor del Kinsonismo. Los críticos han protestado diciendo que tal orden va en contra de la libertad de palabra.
"El Gobierno defiende su acto basándose en que el Estado de Nueva York está sufriendo una reducción en el abastecimiento de comida, energía y otros productos necesarios, a causa del absentismo de los Kinsonianos. El gobernador declara que los Kinsonianos parecen presentir que la llegada de la extraña nave espacial será, en cierto modo, sinónimo del fin del mundo. Otros Estados esperarán con interés la decisión de los tribunales sobre la legalidad de la nueva medida."