AGRADECIMIENTOS

Esta novela nació empapada. En dos ocasiones, una, víctima de un aire acondicionado que se averió, y otra, esparcida sobre el suelo del baño de un aeropuerto casi inundado, acabó pasada por agua. Aún recuerdo las páginas secándose sobre las toallas días después. Hoy quiero dar las gracias a todos los que me recordaron, durante los tres años que he tardado en escribirla, que no debía quedar en papel mojado. Entre ellos, mi familia, en especial mi madre y Juani, mis ejemplos. A Guillermo por creer siempre en nuestro equipo por muy duro que azote la tormenta. A Matías por ser el primer lector de esta novela y corrector argentino, y por su regalo: la campaña viral de Mañana, a las seis. A Ana por acompañarme cada día en Honduras en la fase final de creación. A todo el equipo de Supervivientes por ayudarme cuando no había minutos. A todas mis amigas, mis Lolis, inspiración de todas las mujeres que imagino. A Elena y Alberto por esa charla mirando las estrellas de Brasil. A Luis Quevedo por enseñarme a entender los sonidos del universo. A Mikel Urmeneta por su sonrisa el primer día que le conté esta historia. A Andrés por esa visita al Thyssen. A Iñaki Gabilondo por hacerme crear un cielo por pequeño que sea. Y a Ángeles, Puri y Pablo por leer con entusiasmo, amor y comprensión. A todas las personas que adoro y necesito: mi original grupo de amigos, sois mi salvación y mi esperanza… Y a todos los gatos por guardar tan bien los secretos. Sobre todo a ti, mi amor, mi pequeño Piombo, por seguir durmiendo cada noche recostado en mis tobillos.