Querido Nikandr Andreievich,

He recibido tu carta y al momento comprendí que era tuya. Al principio pensé que podía no ser tuya, pero cuando la abrí, enseguida comprendí que era tuya. Y decir que poco me faltó para pensar que no era tuya. Estoy contento de saber que te has casado hace ya mucho tiempo, porque cuando una persona se casa con quien quería casarse, eso significa que ha conseguido lo que quería. Estoy, pues, muy contento de saber que te has casado, porque cuando una persona se casa con quien quería casarse, eso significa que ha conseguido lo que quería. Ayer, he recibido tu carta y al momento pensé que esa carta era tuya, pero después, tuve la impresión de que no era tuya, luego la abrí y he visto que verdaderamente era tuya. Has hecho muy bien en escribirme. Primero, no has escrito durante mucho tiempo, y después, súbitamente, has escrito, aunque, después de no escribir durante algún tiempo, hayas escrito. Enseguida al recibir tu carta, pronto llegué a la conclusión de que era tuya, y después estoy muy contento de que ya te hayas casado. Porque si una persona quiere casarse, cueste lo que cueste tiene que casarse. Es por lo que estoy muy contento de saber que al fin te has casado, y precisamente con quien tú querías casarte. Y has hecho muy bien en escribirme. Ver tu letra me ha alegrado mucho, e incluso al momento pensé que era tuya. En realidad, mientras la abría, el pensamiento de que no era tuya acudió a mi mente, pero no tardé en llegar a la conclusión de que era tuya. Gracias por haber escrito. Te lo agradezco y estoy muy contento por ti. Quizá no adivines por qué estoy tan contento por ti, pero te digo enseguida que estoy contento por ti porque te has casado, y precisamente con quien tú querías casarte. Y sabes, está muy bien casarse precisamente con quien uno quiere casarse, porque es precisamente en ese momento cuando se consigue lo que se quería. Y eso es precisamente por lo que estoy tan contento por ti. Y estoy contento igualmente porque me has escrito esa carta. Vagamente, había pensado que esa carta era tuya, pero cuando la tenía en las manos, me dije así: ¿y si no era tuya? Pero después me dije: no, por supuesto que es tuya. Abro la carta y al mismo tiempo pienso: ¿será tuya o no? ¿Será tuya o no? Pero nada más abrirla, vi que era tuya. Eso me alegró mucho y he decidido escribiste también una carta. Habría mucho que decir, pero no tengo literalmente tiempo. He escrito lo que he podido en esta carta, y el resto, lo escribiré más tarde; no tengo verdaderamente tiempo ahora. En cualquier caso, está bien que me hayas escrito una carta. Ahora, sé que te has casado hace ya mucho tiempo. Ya por las cartas precedentes, sabía que te habías casado, y ahora lo veo de nuevo: es completamente exacto, te has casado. Y estoy muy contento de que te hayas casado y me hayas escrito una carta. Al ver tu letra, pronto comprendí que te habías casado de nuevo. Pensé: está bien que te hayas casado de nuevo y me hayas escrito una carta a ese respecto. Escríbeme ahora quién es tu nueva mujer y dime cómo ocurrió todo eso. Saluda a tu nueva mujer de mi parte.

Daniil Charms
25 de septiembre y octubre 1933