El lector más atento —pero también el distraído, estoy seguro— habrá notado que, en una novela titulada Colosseum, el término «Coliseo» no aparece nunca. Y se habrá preguntado el motivo, y con razón. La respuesta se encuentra en el equilibrio entre la Historia con «H» mayúscula y la historia que quería contar. Para ser más exacto, y en una novela histórica es de esperar que el autor lo sea, en la época de Vero, Prisco, Tito, Julia y Domiciano, a la arena más grande del mundo la llamaban simplemente «Anfiteatro». «Anfiteatro Flavio», si es que se quería ser más formal. Hasta la Edad Media no se empezó a llamarlo «Colosseum», y fue a causa de su cercanía a una estatua colosal del dios Sol o, lo que es lo mismo, de una estatua gigantesca de Nerón que Vespasiano convirtió en el dios Sol después de la damnatio memoriae del último emperador de la dinastía julio-claudia. Con los siglos, la estatua desapareció, pero el nombre quedó. Y todavía hoy en todo el mundo no hay más que decir «Coliseo» para evocar la imagen simbólica de Roma.
Pero titular la novela Anfiteatro Flavio no habría sido lo suficientemente evocativo. Nadie hubiera pensado en sangre, arena y gladiadores; más bien en un magnífico ejemplo de arquitectura imperial.
Y no era exactamente eso lo que tenía en mente.
Esta es sin duda una de las novelas más ambiciosas que haya escrito nunca, en términos de documentación histórica. Para adentrarme en los meandros del Anfiteatro Flavio y desentrañar sus secretos he necesitado muchos guías. He querido confiar en los antiguos, consultando las fuentes que se remontan al reinado de Tito y Vespasiano, pero he preferido no dejar de lado a los historiadores más modernos que, en el transcurso de sus indagaciones, han analizado los aspectos más dispares de la historia del Coliseo.
A veces, durante el viaje, he necesitado consultar textos técnicos destinados a especialistas en el tema, y otras, en cambio, han sido excelentes volúmenes de divulgación científica los que me han ayudado, explicándome con palabras sencillas situaciones cotidianas de la Roma del siglo I d. J.C.
En el elenco bibliográfico que aparece a continuación, encontraréis los unos y los otros. Dedico un agradecimiento especial a los autores de los textos citados, por haber nutrido con el olor del pasado mi imaginario excesivamente hollywoodiense.
ANGELA, ALBERTO, Un día en la Antigua Roma: vida cotidiana, secretos y curiosidades, La Esfera de los Libros, Madrid, 2009.
COWAN, ROSS, y ANGUS MCBRIDE (ilustrador), Roman Legionary (58 bc - ad 69), Osprey Publishing Ltd., Oxford, 2003.
GUIDI, FEDERICA, Morte nell’arena. Storia e leggenda dei gladiatori, Mondadori, Milán, 2006.
HOPKINS, KEITH, y MARY BEARD, Il Colosseo. La storia e il mito, Laterza, Roma-Bari, 2008.
MARCIAL, MARCO VALERIO, Epigramas completos, Cátedra, Madrid, 1990.
MEIJER, FIK, Un giorno al Colosseo. Il mondo dei gladiatori, Laterza, Roma-Bari, 2006.
NOSSOV, KONSTANTIN, Gladiatori. Sangue e spettacolo nell’antica Roma, Editrice Goriziana, Gorizia, 2010.
PAOLUCCI, FABRIZIO, Gladiatori. I dannati dello spettacolo, Giunti, Florencia-Milán, 2003.
REA, ROSSELLA, HEINZ-JÜRGEN BESTE y LYNNE C. LANCASTER, «Il cantiere del Colosseo», en Mitteilungen des Deutschen Archäologischen Instituts, Römische Abteilung, 109 (2002).
SUMNER, GRAHAM, Roman Military Clothing Vol. I (100 bc - ad 200), Osprey Publishing Ltd., Oxford, 2002.
VV. AA., Rota Colisei. La valle del Colosseo attraverso i secoli (catálogo de la exposición), a cargo de Rossella Rea, Ministero per i Beni e le Attività Culturali, Soprintendenza Archeologica di Roma, Realizzazione editoriale Electa, 2002.
—, Sangue e Arena (catálogo de la exposición), Ministero per i Beni e le Attività Culturali, Soprintendenza Archeologica di Roma, Realizzazione editoriale Electa, 2001.
WILCOX, PETER, y ANGUS MCBRIDE (ilustrador), Rome’s Enemies 2. Gallic and British Celts, Reed International Books Ltd., Londres, 1985.