Quisiera dar las gracias especialmente a Jeff Kellogg, que me ayudó en la investigación previa a El fin del trabajo. Las investigaciones en profundidad del señor Kellogg, así como sus numerosas sugerencias y comentarios de estilo, han sido de un valor incalculable para la preparación del manuscrito. También me gustaría agradecer la ayuda de Andy Kimbrell en la edición del manuscrito definitivo y por actuar como caja de resonancia de muchas de las ideas que han sido reflejadas en el libro. Me gustaría también agradecer a algunas personas más su contribución a la investigación y a la preparación de El fin del trabajo: Anna Awimbo, Clara Mack, Carolyn Bennett y Jennifer Beck.