Theo tiene catorce años…
y entrevista a Daniel Glattauer sobre
su existencia como escritor
Hola tío. Empiezo y ya está, ¿vale?
GLATTAUER: Sí, Theo, buena idea.
¿Cómo llegaste a la escritura?
GLATTAUER: La escritura llegó a mí. Fue una idea redentora. Yo tenía tres años más que tú y estaba loco, sin remedio, pero no por el fútbol, sino por Susi; completamente enamorado. De alguna manera, no era capaz de verbalizarlo oralmente, y le escribí un poema. Peor todavía: lo presenté en una lectura en la escuela; es decir, le declaré mi amor en público. Leyendo la primera letra de cada estrofa, de arriba a abajo, aparecía su nombre: SUSI. Por lo demás, el poema era bastante flojo.
(Por experiencia sé que los textos que empiezan con muchas pretensiones no son nunca buenos).
Y Susi, por supuesto, en aquel momento sólo quería que se la tragara la tierra de vergüenza. Con Susi no llegué a nada, pero en cambio con la escritura sí.
¿Qué eres en realidad? ¿Periodista o escritor?
GLATTAUER: Soy alguien que escribe, un escribiente. Cualquier denominación que elijas te dará datos sobre la profesión o la vocación relacionada con la actividad. Cuando escribo un texto para un periódico, soy periodista. Cuando escribo una novela, un escritor. Cuando escribo un diario, soy su autor.
¿Escribes también un diario?
GLATTAUER: No, no. Era sólo un ejemplo, una comparación. De todas maneras, no quiero encasillarme en un trabajo determinado. Yo encuentro sospechoso que alguien esté continuamente mostrando cuál es su actividad profesional o creadora. Cuando quedo con mis amigos, por la noche, no soy ni escritor ni periodista.
¿Qué eres por la noche?
GLATTAUER: Una persona con una vida privada.
Un bebedor de vino.
GLATTAUER: ¡Buena observación, Theo!
O un hombre que entiende a las mujeres.
GLATTAUER: Theo, cuando se hace una entrevista no hay que hacer comentarios irónicos, hay que plantear preguntas. Son los principios básicos del periodismo.
Contra el viento del Norte es el libro de alguien que sabe entender a las mujeres. Eso dice el tío Michi. Sin embargo, se ha convertido en un éxito. ¿Cuánto se gana con eso?
GLATTAUER: De los ejemplares impresos en cartoné, haciendo un cálculo aproximado, me quedan más o menos dos euros por ejemplar. Un euro son impuestos y el otro es lo que gano yo.
Entonces tienes que haberte hecho rico. ¿Por qué sigues teniendo eseFiat tan viejo?
GLATTAUER: Porque todavía funciona. Y lo de ser rico por haber escrito una novela, tampoco es así. Cuando se acabe el éxito, se acabó el dinero.
¿Por eso has escrito la continuación de Contra el viento del Norte?
GLATTAUER: No, no ha sido ese el motivo. ¡De verdad que no! Además sería una tontería querer estirar y alargar el éxito de un libro. Si la nueva novela, Cada siete olas, queda a la sombra de Contra el viento del Norte y se lee como una secuela floja de éste, voy a pagar las consecuencias y se me van a echar encima todos los críticos.
Entonces ¿por qué has escrito una segunda parte?
GLATTAUER: Porque durante medio año no he hecho más que oír por todas partes (o leer en mi correo electrónico) que la historia de los dos personajes de la novela, de Emmi y Leo, no podía acabar así. Y hay un segundo motivo: me gusta la estructura del e-mail, quería permitirme escribir otra vez de esa manera. Me resulta fascinante pasar de un personaje a otro tan rápidamente, a menudo en intervalos de segundo, ir alternando, ser Leo y, al momento, estar metido en el personaje de Emmi. De repente se me ocurrió una idea y me tomé tres meses para ir probando hasta encontrar la manera de enlazarlo y meterme en la historia.
¿Y te metiste?
GLATTAUER: Me metí. Y después salí. Por eso ahora existe Cada siete olas.
¿Te pondrás triste si el libro es un fracaso?
GLATTAUER: Suena como si tú contaras con ello.
¿Te pondrás triste?
GLATTAUER: Theo, ya sé que a ti esa historia de amor no te dice nada. Pero tú tampoco eres parte del público al que va dirigida.
¿Te pondrás triste?
GLATTAUER: Sí, de eso puedes estar seguro. Todo el que me rodea sufrirá con mis quejidos. Especialmente tú, Theo.
Pero en el fútbol tampoco se puede ganar siempre.
GLATTAUER: Lo sé.
(Desde que tenía seis años soy seguidor del Wiener Sportklub, que ahora está en la Liga Regional Este).
¿Sabes a quién le debes el hecho de ser escritor?
GLATTAUER: Sí, Theo. A ti, por supuesto.
En la escuela ya están utilizando tus libros en clase de alemán. ¿Los clasificarías dentro de la literatura universal?
GLATTAUER: No, Theo. Yo seguramente no tengo madera para crear algo que sea excepcional dentro de la literatura y sentar nuevas bases. Y tampoco es mi intención. Para mí, escribir es un servicio que presto a las personas que son afines a mí, a quienes se mueven como yo y con quienes comparto reivindicaciones, preocupaciones y alegrías. Y, por suerte, son muchos. Me gusta contar historias que afecten al lector, historias en las que éste se reconozca, que reflejen sus sentimientos, o que se los despierten. Yo necesito escribir acercándome al lector, entretenerlo, ponerle en tensión, hacerle reír o llorar…
Gracias, tío Dani, ya te he entendido. Una última pregunta: ¿quién va a ganar la copa del mundo?
GLATTAUER: ¿Qué copa?
La de esquí, ¿cuál si no? O mejor: ¿quién va a ganar la copa del mundo de esquí masculino?
GLATTAUER: ¿Bode Miller?
Ya no tiene posibilidades.
GLATTAUER: Entonces el que vaya ahora en cabeza. Es el que tiene mejor la autoestima.
Vale. Lo dejamos aquí.
GLATTAUER: En el lenguaje periodístico se dice: gracias por esta entrevista…
¡Encantado!