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—Jansson, aquella agente de policía, decidió no perderte de vista —dijo Lobsang—. Ya lo sabes, ¿no, Joshua?

La pregunta devolvió a Joshua de golpe al presente.

—Vaya, no eres tonto del todo para ser una máquina expendedora.

—Te sorprenderías. Selena, por favor, acompaña a Joshua abajo.

La mujer pareció sobresaltarse.

—Pero, Lobsang, todavía no hemos sometido a Joshua a la revisión de seguridad.

Sonaron unos golpes metálicos dentro de la máquina de bebidas y una lata de Dr. Pepper cayó en la bandeja.

—¿Qué es lo peor que podría pasar? Me gustaría que nuestro nuevo amigo me conociera como es debido. Por cierto, Joshua, la lata es para ti. Invita la casa.

Joshua se levantó.

—No, gracias, le perdí el gusto a los refrescos con gas hace años. —«Y de no ser así, se lo habría perdido ahora mismo, viéndote excretarlo», añadió para sus adentros.

Mientras se dirigían hacia la escalera, Selena dijo:

—Ha sido un detalle que se afeitase, por cierto. En serio, ya no se lleva enseñar la barbilla en esta época de pioneros. Cómo se deja llevar la gente por las modas. —Sonrió—. Creo que nos esperábamos a una especie de explorador asilvestrado.

—Antes era así, supongo.

A Selena claramente le molestó esa respuesta vaga y desganada; en apariencia quería más de él.

Llegaron a un rellano donde solo había puertas metálicas sin rotular. Una de ellas se abrió resbalando por una ranura cuando Selena se acercó, para luego cerrarse sin ruido después de que Joshua la siguiera y llegasen a otra escalera, por la que bajaron.

—Joshua, tengo que reconocerlo —dijo ella con una especie de humor quebradizo—: ¡Me gustaría tirarle escaleras abajo de un empujón! ¿Y sabe por qué? Porque entra aquí como si tal cosa y de repente le conceden un nivel de seguridad cero, un rosco bien grande, lo que significa que técnicamente pueden contarle todo lo que pasa aquí. Yo, en cambio, tengo una acreditación de seguridad de cinco. ¡Me supera, y yo llevo trabajando para transEarth y sus filiales desde el principio! ¿Quién es usted exactamente, para que le cuenten todos los secretos nada más llegar?

—Vaya, lo siento. Solo soy Joshua, supongo. En cualquier caso, ¿qué quiere decir con «desde el principio»? ¡Yo fui el principio! Por eso estoy aquí, ¿no?

—Sí. Por supuesto. Pero supongo que el primer cruce de cada persona es el principio para ella…