Ningún libro sobre viajes en el tiempo estaría completo sin un informe desde el futuro. Si un viajero del tiempo procedente del futuro apareciese de repente, ¿qué le preguntaríamos? Quizá querríamos saber qué será de nuestros seres queridos o cómo le irán las cosas a la empresa en la que trabajamos o cuánto durará como tal el país donde residimos. O más trascendente aún, qué sucederá en el futuro con la especie humana. De hecho, ésa fue la información más importante que el viajero del tiempo de H. G. Wells le trajo a sus amigos.
¿Podría un aviso desde el futuro salvarnos de algún destino terrible? Podría, según la teoría de los universos múltiples de David Deutsch, citada en el capítulo 1. En ese escenario, existen muchos futuros posibles y un viajero del tiempo puede proceder simplemente de uno de ellos. Si la mayoría de los universos futuros contienen cierta catástrofe, la mayor parte de los viajeros del tiempo provenientes de ellos la citarán (un viajero del tiempo sólo podría decirnos, por tanto, lo que es probable que suceda). Teniendo en cuenta el aviso, la catástrofe se evitaría trasladándonos hacia un universo futuro en el que ésta no se dé.
Por el contrario, en caso de que Thorne y Novikov estuvieran en lo cierto, un viajero del tiempo informaría de sucesos que ocurrirán inevitablemente en el futuro del mundo actual. Ninguna advertencia que nos hiciera ese viajero del tiempo podría alterar, por definición, el curso de los acontecimientos. Tal como Brandon Carter me recordaba recientemente, es como el drama de Casandra en la mitología griega; Casandra recibió de Apolo el don de la profecía, pero el dios, enojado más tarde, se vengó haciendo que nadie creyera en sus predicciones. ¿Es posible obtener una predicción científica fiable sobre el futuro? Tal vez, pero como casi siempre sólo si planteamos las preguntas correctas.