Prefacio

Cada año más de cuatro millones de visitantes de todo el mundo abarrotan los museos del Vaticano, el complejo museístico más visitado del mundo. Acuden allí por un motivo primordial: ver la capilla Sixtina, la capilla más sagrada del mundo cristiano. Los espectadores —cristianos, judíos, musulmanes, ateos, amantes del arte y simples curiosos— no sólo quedan maravillados ante su belleza estética, sino que además se sienten conmovidos por su historia y sus enseñanzas espirituales. La principal atracción, sin duda alguna, es la incomparable visión de los frescos de la bóveda y de la pared del altar, obra de Miguel Ángel Buonarroti, reconocido universalmente como uno de los más grandes artistas de la humanidad.

Pero muy pocos de los millones de espectadores sobrecogidos que entran en la Sixtina saben que la capilla del Papa, construida en el corazón del Vaticano, es una copia a tamaño real del sanctasanctórum del antiguo Templo de Salomón en Jerusalén.

Se quedarían sorprendidos con seguridad al descubrir que Miguel Ángel incluyó sus propios mensajes secretos en el interior de la capilla. E incluso más sorprendidos al saber que estos mensajes propugnaban ideas que chocaban contra las bases del papado.

La mayoría de los espectadores desconocen la dramática verdad: que estos frescos contienen un mensaje místico perdido de amor universal, peligrosamente contrario a la doctrina de la Iglesia en tiempos de Miguel Ángel, pero fiel tanto a las enseñanzas originales de la Biblia como al pensamiento liberal cristiano contemporáneo.

Guiado por las verdades que llegó a comprender durante sus años de estudio en escuelas privadas no tradicionales de Florencia, verdades enraizadas en su implicación con textos judíos y en una formación cabalística que entraba en conflicto con la doctrina cristiana aprobada, Miguel Ángel necesitaba encontrar la manera de que los espectadores percibieran lo que él creía de verdad. Y para todo aquello que la Iglesia no le permitía comunicar abiertamente, encontró una manera ingeniosa de transmitir sus mensajes a aquellos capaces de comprender su lenguaje secreto.

Por desgracia, estos mensajes se perdieron y fueron ignorados durante cinco siglos. El hombre que se hizo famoso por definir el genio como la «paciencia eterna» debió encontrar consuelo a la imposibilidad de expresar su desacuerdo con el Vaticano en la esperanza de que acabara llegando alguien capaz de «descifrar su código» y comprender todo lo que en realidad estaba diciendo. Sólo ahora, gracias a la erudición diligente y a la nueva claridad que ha proporcionado la limpieza completa de la capilla, han sido redescubiertos y descifrados. Miguel Ángel dijo la verdad al poder, y sus puntos de vista, ingeniosamente escondidos en su obra, se pueden oír por fin.

Todo esto no es ficción especulativa sino, como demostraremos con convicción, completa e increíblemente cierta.

Esta es la sorprendente y provocativa tesis que Los secretos de la capilla Sixtina revelará por vez primera… y argumentará con energía. Se demostrará que Miguel Ángel incorporó en su obra maestra religiosa una cantidad asombrosa de mensajes ocultos a la Iglesia de su época, mensajes que reverberarán hasta la actualidad con su osada llamada a la reconciliación entre razón y fe, entre la Biblia hebrea y el Nuevo Testamento, y entre todos aquellos que comparten una lucha sincera por la verdadera fe y el servicio a Dios.

Prepárense para desaprender todo lo que creían saber sobre la capilla Sixtina y las obras maestras de Miguel Ángel. Igual que la reciente limpieza de los frescos eliminó capa tras capa la suciedad y la oscuridad acumuladas con el paso de los siglos, este libro pretende eliminar siglos de prejuicios, censura e ignorancia de uno de los más famosos y amados tesoros artísticos del mundo entero.

Les invitamos a unirse a nosotros en un increíble viaje de descubrimiento.

BENJAMIN BLECH Y ROY DOLINER