Agradecimientos

«Jacob siguió su camino y le salieron al encuentro ángeles de Dios».

GÉNESIS, 32, 2

«Observa que envío un ángel delante de ti para que te guarde en el camino y te lleve al lugar que yo he preparado».

ÉXODO, 23, 20

Cuando los judíos tradicionales viajan, recitan estos versos como parte de las oraciones del viajero. Y a nosotros, en el largo viaje de este libro, nos han acompañado también muchos «ángeles».

Queremos dar las gracias a nuestro decidido agente, Don Gastwirth, por el apasionado entusiasmo que mostró hacia el proyecto desde un principio, a Michael Medved por recomendárnoslo, y a Hugh Van Dusen por ser nuestro «buen pastor».

Las palabras no bastan para expresar hasta dónde llega nuestro agradecimiento, y admiración, hacia el maravilloso equipo de HarperOne que ayudó a hacer realidad este proyecto. Tenemos la sensación de que Miguel Ángel en persona debe de haber tocado con ingenio los hilos necesarios para relacionarnos con personas como nuestro incomparable editor e incansable amigo, el maestro de la bottega HarperOne, Roger Freet, y sus secretarias Kris Ashley y Jan Weed; las increíbles Claude Boutote y Patricia Rose, que continúan sorprendiéndonos con su habilidad para hacer correr la noticia de la importancia y el significado histórico de este libro; Terri Leonard, Lisa Zuniga y Ralph Fowler por su magnífico trabajo de producción y diseño interior; y Jim Warner y Claudine Mansour por un diseño de cubierta nunca visto hasta la fecha y que estamos seguros acabará convirtiéndose en un objeto de coleccionista.

Gracias de todo corazón a Jack Pesso por unirnos, y a Milly y Vito Arbib por organizar nuestro primer y crucial encuentro.

A Roy le gustaría añadir un agradecimiento especial a los muchos amigos y eruditos que han colaborado con sus distintos puntos de vista, especialmente Raffaele Donati y Simone Mimun, y a Francesco Giuffrida por sus valiosos consejos técnicos y su apoyo moral. También a David Walden y Brenda Bohen y a la asociación cultural Rome for Jews (www.romeforjews.com) por su importante apoyo, y a Luca Del Giudice por alojarme durante mis estancias en Roma. Mille grazie al atento personal de los Museos Vaticanos, y a las familias Halfon, Boci y Bassano por la gentilezza con la que han logrado que Roma se convierta en un segundo hogar para mí. Toda rabba al coautor de este libro por el enorme honor y satisfacción que ha supuesto aprender y escribir juntos. Y naturalmente, un simple agradecimiento no basta para corresponder todo el amor y apoyo que me han brindado mis dos ángeles de la guarda, Martha y Marvin Usdin. Por último, gracias a los escépticos por haber formulado las preguntas más complicadas y que más me han hecho cavilar.

Además de lo mencionado, el rabino Blech quiere expresar su profundo agradecimiento a Gary Krupp, cuya dedicación a los ideales de Pave the Way (la organización que fundó para «abrazar las similitudes y saborear las diferencias» de las religiones para fomentar la hermandad y el entendimiento entre todas las creencias) hizo posible mi estancia en Roma, mi encuentro con el papa Juan Pablo II y mi encuentro con Roy para hacer posible lo que realmente considero un proyecto por orden divina. Los ángeles que actuaron especialmente entre bambalinas fueron el doctor Ed Steinberg, Norman Weisfeld y Jim Reckert. No tengo palabras para transmitir mi respeto, mi admiración y mi amistad hacia el coautor de este libro; trabajar con él fue tanto una alegría como un privilegio. Finalmente, no pasa un día sin que dé gracias a Dios por el don que me ha otorgado con mi esposa, quien con su constante aliento ha hecho posibles todos mis logros, que se han llenado de significado gracias a su amor.

BENJAMIN BLECH

ROY DOLINER