MINISTERIO DEL INTERIOR

El ministro

Al caballero

Artidoro Conigliaro

Subprefecto de

Bivona

Roma, 20 de marzo de 1892

¡Señor subprefecto!:

Estoy aquí para comunicarle que las conclusiones del informe relativo a la investigación efectuada por S.E. el inspector general Colombotto-Rosso, por indicación suya, sobre el estado de salud mental de S.E. Vittorio Marascianno, Real prefecto de Montelusa, exigen medidas inmediatas.

A pesar del grave accidente ocurrido a S.E. Marascianno, nuestro inspector general ha llegado a la indiscutible convicción, del todo opuesta a cuanto se afirmaba en su carta de denuncia, de que el prefecto de Montelusa es un alto funcionario del Estado de raro equilibrio moral y mental. Como usted recordará, después de unos tres meses de que S.E. Marascianno hubiera ocupado su alto cargo en Montelusa, por puro escrúpulo y por apego a su cometido, inspeccionó por sorpresa la Subprefectura de Bivona, dirigida por usted.

Pues bien, en aquella ocasión S.E. Marascianno pudo detectar cohecho, prevaricación y apropiaciones indebidas.

S.E. Marascianno después de haberlo reconvenido, como era su deber, dejó constancia de ello en su hoja de servicios, estimando con esto que el caso estaba cerrado.

Evidentemente, se equivocaba.

Usted, obnubilado por un injustificado rencor y no queriendo dejar impune semejante mácula en su hoja de servicios, imparcialmente redactada por quien sólo actuaba en nombre del deber y la justicia, ha mostrado un desmesurado deseo de hacer daño a su superior, hasta asumir la apariencia de un verdadero calumniador.

Usted, además, cegado por su sentimiento de rencor, ha tomado por demencial desatino algunas precisas indicaciones de S.E. y ha reaccionado de manera despreciable mofándose de él.

De hecho: al afirmar que los gérmenes eran «rojo intenso», S.E. aludía al color preferido de las sectas de insurrectos que con su presencia contaminan la hermosa tierra de Sicilia; al sostener que cada germen estaba dotado de 2.402 «patitas», S.E. Marascianno se refería al número exacto de los adeptos de las sectas que, en Bivona y sus alrededores, predican la revolución.

Usted no ha querido entender, faltando a sus responsabilidades.

Con efecto inmediato es trasladado usted a Santolussurgiu (Cerdeña) en funciones de subprefecto adjunto.

El ministro

Giovanni Nicotera