PUESTO DE LOS REALES CARABINEROS DE VIGÀTA
A S.E. el prefecto
de
Montelusa
Montelusa, 15 de marzo de 1892
Objeto: Filippo Genuardi
Excelencia:
Mi valeroso predecesor en el Mando del Puesto de los Reales Carabineros de Vigàta, teniente Gesualdo Lanza-Turò, al darme el relevo, me encomendó vivamente que tuviera bajo estrechísima vigilancia a un tal Filippo Genuardi, conocido subversivo, y que, si tenía ocasión de descubrir algo sospechoso, se lo refiriera en el acto a V.E.
Pues bien, en la noche entre el 13 y el 14 de febrero del c. a. algunos individuos, hasta ahora desconocidos, después de forzar el gran cerrojo que mantenía cerrada la puerta, se introdujeron en el almacén donde Filippo Genuardi solía guardar su velocípedo de motor Panhard 2 C.V.
Los ladrones pudieron actuar con libertad porque dicho almacén da al Vicolo dell’Abbondanza (que hace esquina con Via Cavour, donde Genuardi tiene su vivienda y almacén de maderas). De hecho, el Vicolo dell’Abbondanza carece de iluminación y por eso está lleno de excrementos y de mugre.
Una vez dentro del almacén, los malhechores tenían muy fácil prender fuego al aparato automóvil. Dirigidos inmediatamente al lugar, hicimos algunas observaciones que no se contradicen con las del delegado local de policía de Vigàta, señor Antonio Spinoso.
No había necesidad de ser un experto pirómano para darse cuenta de que la deliberada combustión había sido producida empleando el carburo (acetiluro de calcio) que Genuardi guardaba en el almacén, dado que los faros del velocípedo de motor funcionaban con acetileno.
El delegado Spinoso, en este punto, era del parecer de que tanto el descerrajamiento como la combustión eran imputables a desconocidos, quizá movidos por la envidia hacia Genuardi. Este Puesto, por el contrario, se plantea la siguiente pregunta: ¿qué artes adivinatorias poseían los autores del atentado para saber previamente que en el almacén hallarían en abundancia el material comburente indispensable para su criminal designio?
Tras efectuar algunas discretas indagaciones, hemos sabido que el velocípedo de motor había sido asegurado, ¡y muy bien!, por Genuardi: en caso de incendio del automóvil (incendio no debido a negligencia del propietario), Genuardi percibiría una indemnización del seguro equivalente a nada menos que dos veces y media la cifra desembolsada para la adquisición.
Siempre gracias a nuestras indagaciones, también hemos tenido noticia de que la actual situación económica de Genuardi no es nada floreciente, es más, peligra después de que la firma Salvatore Sparapiano, de San Volpato delle Madonie, ha cortado toda relación con él debido a las manifiestas ideas subversivas de Genuardi, al ser los Sparapiano una familia tradicionalmente connotada por sus altos sentimientos de Patriotismo.
Para Genuardi, el perjuicio de este cese de relaciones es notable: por cuanto nos consta, la firma Sparapiano solía conceder a Genuardi un largo crédito, permitiéndole un amplio plazo para el pago de la madera suministrada.
Asimismo hemos comprobado que Genuardi ha iniciado los trámites inherentes a la concesión de una línea telefónica de uso privado. A pesar de una nota de mi predecesor, el teniente Lanza-Turò, dirigida a la Oficina regional de Correos y Telégrafos aconsejando la paralización del trámite, inexplicablemente ha continuado su curso. Por tanto, Genuardi, para la concesión telefónica, necesitará tener liquidez para hacer frente a considerables gastos.
Para concluir, este Puesto abriga la sospecha (más que la sospecha) de que quien montó el teatrillo del falso descerrajamiento y del falso incendio fue el mismo Filippo Genuardi con la complicidad de algún amigote.
En este sentido continuaremos las indagaciones.
Respetuosamente
El comandante del Puesto de los RR CC
(Tte. Ilario Lanza-Scocca)