FIRMA SALVATORE SPARAPIANO
Aserradero — Mayorista en maderas — San Volpato delle Madonie
Señor
Filippo Genuardi
Almacén de maderas
Vigàta
San Volpato, 2 de febrero de 1892
Egregio señor:
Desde hace tres años usted se abastece en mi firma de las maderas que vende en Vigàta. En estos tres años de relaciones comerciales nuestra firma no ha tenido queja de usted, salvo por algún pequeño pago con retraso.
Le escribo para decirle que nuestra firma no quiere tener nada más que ver con usted y, por tanto, puede dirigirse a cualquier otro mayorista.
La razón de esta decisión de la firma no se debe a causas comerciales o de falta de confianza, puesto que, es más, a pesar de algún pequeño pago con retraso, usted siempre ha sido un grato cliente.
Usted no tiene porqué saber cómo está la cosa en mi familia y por eso se lo explico. El padre de mi padre, Gesualdo Sparapiano, siempre se opuso a los infames Borbones y por esta razón tuvo que padecer la dura cárcel y el vagabundeo por tierra extranjera, para ser precisos por Marsella de Francia. Mi difunto padre, Michele Sparapiano, a las órdenes del mayor Dezza, que dependía del general Nino Biscio, formó parte de los garibaldinos que sofocaron la revuelta de Bronte. Y de este hecho mi padre estuvo orgulloso durante toda su vida, al ser los bronteses, como dijo el general Biscio, culpables de lesa humanidad. Todo esto se lo cuento no para hacer alarde de mi familia sino para decirle lo que hemos venido a saber sobre su persona y el pensamiento que usted tiene en mente.
Una carta anónima nos informó que usted se trataba con gentes que no quieren a nuestro país, que se llaman ora anarquistas ora socialistas y quieren repartirse mujeres, casas y propiedades.
Los Sparapiano no quieren tener nada que ver con gentes de estas ideas, que son malas y traen hambre, ruina y muertes. Dado que los Sparapiano son gentes que en las cosas de la vida van con paso lento, pensando y repensando, hemos escrito al teniente de los carabineros de Vigàta, solicitando información sobre lo que usted piensa, pero la carta del teniente, aunque no decía expresamente cómo piensa usted, daba a entender lo mismo cómo piensa usted escribiendo palabras que daban rodeos como la cola de un cerdo pero que significaban lo que querían significar.
Pero dado que también los caballeros pueden estar a mal con los carabineros, le encargué a una prima de mi señora, la señora Giuseppa Vento, que por matrimonio vive en Montelusa, que se tomara la molestia de ir a Vigàta un día de fiesta y hablara con el cura párroco, llamado Pirrotta. El padre Pirrotta, cuando la señora Giuseppa Vento mencionó su nombre, o sea Filippo Genuardi, elevó desesperado los ojos al cielo y se hizo tres veces la señal de la Santa Cruz.
Esto es todo.
Por consiguiente, persuádase de que la firma Sparapiano ya no le enviará maderas.
Quedamos a la espera de las setecientas liras de saldo de las precedentes entregas.
Distinguidos saludos
Salvatore Sparapiano