ACTO CUARTO

Habitación de Iván Petrovich: su dormitorio y, a la vez, su despacho en la hacienda. Junto a la ventana hay una gran mesa, cubierta de libros de contabilidad y papeles de todas clases; una mesita, escritorio, armarios y balanzas. Otra pequeña mesa —utilizada por Astrov— aparece llena de instrumentos de dibujo y pinturas. A su lado, una carpeta, una jaula con un chorlito y, colgando de la pared, un mapa de África —por supuesto, absolutamente innecesario para cualquiera de los habitantes de la casa—. Hay también un enorme diván forrado de hule. A la izquierda, una puerta conduce a los demás aposentos; a la derecha, otra se abre sobre el zaguán. Al lado de ésta, un polovik[4]. Es un anochecer de otoño.

Reina el silencio.