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PLANTA UN HUERTO SI TIENES DÓNDE; SI NO, UNA JARDINERA

¿Qué tendrá que ver cultivar tus propios alimentos con tu relación con la comida y el comer? Pues todo. Implicarte en los intrincados e infinitamente interesantes procesos de conseguir tu propio sustento es la forma más segura de escapar de la cultura de la comida rápida y los valores que esta lleva implícitos: que hay que comer rápido, barato y fácil; que la comida es un producto de la industria, no de la naturaleza; que la comida es combustible, y no una forma de comunión con los demás, y también con otras especies… con la naturaleza. En un plano más práctico, si tienes huerto podrás comer lo que crezca en él, que serán los productos más frescos y nutritivos que tendrás a tu alcance. También harás ejercicio al cuidar de los cultivos (y saldrás al exterior, lejos de la influencia de las pantallas), ahorrarás dinero (según la Asociación Estadounidense de Horticultura, una inversión de 70 dólares en un huerto de verduras produce una cantidad de alimentos valorada en 600 dólares), y más probabilidades tendrás de seguir la siguiente regla, que es de una importancia capital.