En la actualidad, cada vez comemos más en solitario. Aunque algunas investigaciones parecen indicar que la gente que come poco consigue aumentar sus raciones al comer con otras personas (a lo mejor porque pasan más tiempo sentados a la mesa), para la gente con tendencia a comer más de la cuenta las comidas en compañía suelen limitar su consumo, aunque solo sea porque seguramente no nos apetece que nadie nos vea atiborrándonos. También solemos comer más despacio, ya que en la mesa suceden más cosas aparte de la ingestión de alimentos. Precisamente por eso hay tantos anuncios de comida pensados para animarnos a comer delante de la tele; cuando comemos solos, comemos más. Pero regular el apetito es solo parte de la historia: una comida en compañía convierte el proceso biológico de comer para alimentar nuestro organismo en un ritual familiar o comunitario.