Las gasolineras se han convertido en una máquina de hacer dinero y casi ganan más vendiendo alimentos (y tabaco) que vendiendo carburante. Sin embargo, piensa en qué clase de comida se compra ahí; exceptuando quizá el agua y la leche, todo lo demás ha sido sometido a un alto grado de procesamiento, son tentempiés imperecederos y refrescos endulzados hasta la extravagancia y que se venden en botellas de medio litro. Las gasolineras se han convertido en «estaciones de servicio de maíz procesado»: etanol fuera, para el coche, y jarabe de maíz rico en fructosa dentro, para ti. No comas ahí.