Comer dulces, fritos, bollería o incluso tomarse un refresco de vez en cuando no tiene nada de malo, pero los fabricantes de alimentos procesados han convertido estos caprichos, que antes eran tan caros y difíciles de preparar, en algo tan barato y tan accesible que no hacemos más que hincharnos a ellos todos los días. Las patatas fritas no se convirtieron en la verdura más popular de Estados Unidos hasta que la industria se hizo cargo de las pesadas faenas de lavar, pelar, cortar y freír las patatas… y de limpiar el fregado después. Si cocinaras en casa todas las patatas fritas que consumes, seguro que las comerías en muchas menos ocasiones, aunque solo fuera por el trabajo que conlleva prepararlas. Lo mismo sucede con el pollo frito, las patatas paja, los pasteles, las tartas y los helados. Disfruta de todos esos caprichos tantas veces como estés dispuesto a prepararlos en casa… y es muy probable que no sea todos los días.