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SIEMPRE QUE PUEDAS, ALÉJATE DEL SUPERMERCADO

En los mercados tradicionales no venden jarabe de maíz rico en fructosa. Tampoco encontrarás alimentos sometidos a un alto grado de procesamiento, ni envases con largas listas de ingredientes impronunciables y dudosas afirmaciones sobre lo beneficiosos que son para la salud, nada que se cocine en el microondas y tampoco (quizá lo mejor de todo) ningún alimento ancestral de una tierra lejana. Lo que encontrarás allí son productos frescos, frutas y verduras recolectadas de temporada, cuando tienen mejor calidad nutritiva y son más sabrosos; justamente la clase de alimentos que tu bisabuela, o incluso tus lejanos parientes del Neolítico, reconocerían como comida sin dudarlo. Comida de la que está viva y que en algún momento se pudrirá.

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