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EVITA ALIMENTOS QUE VEAS ANUNCIADOS EN TELEVISIÓN

Los publicistas de la alimentación son muy ingeniosos y se les da de maravilla convertir una crítica a sus productos —y reglas como esta— en nuevas formas de vender versiones ligeramente diferentes de un mismo alimento procesado. Solo tienen que reformularlo (para que sea bajo en grasa, no contenga JMRF ni grasas trans o lleve menos ingredientes) y ya pueden alardear de sus supuestos beneficios para la salud, sea cierto o no. La mejor forma de rehuir estos ardides publicitarios es dejar de sintonizar con toda clase de publicidad y negarse a comprar productos que estén muy promocionados. Solo los grandes productores de la industria alimentaria pueden permitirse lanzar campañas publicitarias de sus productos en televisión; más de dos terceras partes de los anuncios de comida son de productos procesados (y de alcohol), así que si dejas de comprar productos con tan alto presupuesto para anuncios, automáticamente estarás evitando sustancias comestibles con aspecto alimenticio. En cuanto al 5 por ciento de anuncios que publicitan alimentos sin procesar (los de productores de frutos secos naturales o los de carnes con denominación de origen), espero que el sentido común impida que acabes metiéndolo todo en el mismo saco; se trata de excepciones que confirman la regla.

Las falsas afirmaciones sobre propiedades beneficiosas para la salud, así como los estudios científicos mal hechos, han convertido los supermercados en lugares más que traicioneros para quien quiera comprar comida de verdad, lo cual nos lleva a las dos siguientes reglas.