Notas

[1] Para más información sobre las investigaciones acerca de la dieta occidental y sus alternativas puede consultarse mi anterior libro, El detective en el supermercado (2009). Gran parte de la base científica en la que se apoyan las reglas de este libro se encuentra allí. <<

[2] La dieta de este experimento en concreto se caracterizaba por una baja ingestión de grasas trans; una ratio elevada de grasas poliinsaturadas frente a saturadas; una alta ingestión de cereales integrales; dos raciones de pescado a la semana; la dosis diaria recomendada de ácido fólico, y por lo menos cinco gramos de alcohol al día. Los cambios en el estilo de vida consistieron en dejar de fumar, mantener un índice de masa corporal (IMC) por debajo de 25 y treinta minutos diarios de ejercicio. Citando al escritor Walter Willett: «Es enorme el potencial de prevención de enfermedades que tienen unos modestos cambios en la dieta y el estilo de vida del todo compatibles con la vida del siglo XXI» («The Pursuit of Optimal Diets: A Progress Report», Nutritional Genomies: Discovering the Path to Personalized Nutrition, editado por Jim Kaput y Raymond L. Rodriguez, John Wiley & Sons, Nueva York, 2006). <<

[3] D. M. Sheelan, «Herbal Medicines, Phytoestrogens, and Toxicity Risk: Benefit Considerations», Proceedings of the Society for Experimental Biology and Medicine, n.° 217 (1998), pp. 379-385.<<