Este libro nació de una apuesta con mi mujer, Sharron, cuya perspicacia y cariñoso escepticismo han moldeado la historia en cada giro. Si un libro tan oscuro como éste puede tener padrinos, serían mi hermano, Bryan Bakker, que sostenía la cuerda mientras yo descendía por el pozo; mi agente, Chris Lotts, que a pesar de la Discusión insistía en preguntar «Pero ¿por qué?» a cada maldito giro, y Gary Wassner, que me enseñó, entre muchas otras cosas, que los padres complicados eran los mejores padres de todos.
Entre los que han sido cruciales para mejorar el libro están Jon Wood de Orion Books, Barbara Berson de Penguin Canadá, Roger Eichorn, Frank Cameron, Chris O'Brien y Chris Viger, de la Universidad de Ontario Occidental, que tuvo la amabilidad de permitirme asistir a su seminario para graduados en la primavera de 2006.
Entre los innumerables amigos y conocidos que han dejado su huella, debo mencionar a Karl Schroeder, Rick O'Brien, Lisa Rusal, Brian Ribeiro de la Universidad de Tennessee, Nandita Biswas de la Universidad de Ontario Occidental, Nick Smith de la Universidad de New Hampshire, Danielle Gagne de la Universidad de Alfred, y los terriblemente eruditos miembros de mi grupo de lectura, especialmente Whitney Hoth, que prefiere la literatura del siglo XIX por alguna razón, aunque nadie sabe si esa razón es buena o mala…
Gracias a todos.