Ib Melchior
Filmada como CARRERA DE LA MUERTE AÑO 2000 (New World Pictures, 1975)
Es el año 2000 y la población de los Estados Unidos se siente atontada emocionalmente por los horrores de incontables guerras y por los persistentes efectos de la Gran Depresión de 1981. Sólo la Carrera Anual Transcontinental de la Muerte —donde cada peatón es una posible presa y el vencedor es determinado por el mayor cómputo de cuerpos— puede conseguir un cierto estremecimiento de excitación en la gente. Cinco conductores compiten en la sorprendente eliminatoria, cada uno de ellos al volante de un vehículo embellecido con una gran variedad de garras y cornamentas en la parte delantera, bayonetas e incluso ametralladoras.
Así se inicia uno de los más sorprendentes y satíricos filmes de ciencia ficción jamás concebidos. La historia original apareció por primera vez allá por 1956 en una hace tiempo olvidada revista para hombres llamada Escapade; y, por aquel entonces, escapó a la atención de la mayor parte de lectores y antologistas. Su autor, Ib Melchior, se convirtió en un guionista de éxito en Hollywood (El colérico planeta rojo, Robinson Crusoe de Marte), y hoy es más conocido por sus cautivadoras novelas de guerra, que están parcialmente basadas en sus propias y fascinantes experiencias en ultramar.
«Tuve la primera idea para El corredor —recuerda Melchior— una tarde en una carrera local de velocidad. Oyendo a la multitud rugir entusiasmada tras una particularmente espeluznante colisión, me di cuenta de que los espectadores no acudían allí a ver quién vencía… sino quién resultaba muerto. Tras aquella desconcertante experiencia, la historia pareció surgir por sí misma ante mí».
El apasionante relato impresionó evidentemente al productor independiente Roger Gorman, lo bastante como para poner en marcha su versión cinematográfica con estrellas como David Carradine y un pre-Rocky Sylvester Stallone. «Fue un filme particularmente violento», proclama Carradine, pero se apresura a añadir que: «difícilmente puede calificarse de filme lineal. El guión tenía de todo: comedia, drama, y una buena cantidad de pensamiento revolucionario».
Tras el primer guión, Melchior se sintió bastante perturbado por las libertades tomadas respecto a su narración original. Los guionistas Robert Thom y Charles Griffith habían inyectado al relato una abundancia de comedia y un enorme sentido del absurdo.
Hablando en retrospectiva, sin embargo, el autor admite que «cinematográficamente, hicieron lo correcto, y ahora gozo enormemente viendo la película». Pero hayan visto ustedes o no esta pequeña joya del cine, su base, El corredor, será pese a todo una inolvidable experiencia de lectura.
JIM WYNORSKI