Doctor Cíclope

Henry Kuttner

Filmada como DOCTOR CÍCLOPE (Paramount, 1940).

El diabólico doctor Frankenstein, el maníaco doctor Moreau, y el esquizofrénico doctor Jekyll… todos ellos ocupan lugares prominentes y bien merecidos en el Panteón de la Fama de los Científicos Locos. ¡Pero esperen! Uno de los cerebros más astutos y retorcidos en los anales de la literatura fantástica aún no ha sido mencionado: el malévolo doctor Cíclope.

Traído a la vida por el malogrado y legendario autor de ciencia ficción Henry Kuttner, el doctor Alexander Thorkel (alias Cíclope) se convirtió en un personaje tremendamente popular para los lectores de la revista Thrilling Wonder Stories cuando apareció en la portada del número de junio de 1940. En el interior, además del excitante relato, media docena de fotografías de una próxima versión cinematográfica realzaban las frágiles páginas de papel de pulpa.

De pronto los entusiastas de la fantasía de todas partes estuvieron difundiendo la buena nueva… Hollywood había producido finalmente la primera extravagancia de ciencia ficción en Technicolor. Dirigida por Ernest B. Schoedsack, uno de los cerebros creativos detrás del clásico de aventuras King Kong, aquel espectáculo de alto presupuesto gozaba de una excelente interpretación de Albert Dekker y todo un abanico de sorprendentes efectos especiales.

La acción se inicia cuando el perturbado científico reduce a un grupo de gente a miniaturas de veinte centímetros de alto con un extraño rayo atómico de su invención. A partir de ahí se sucede el mortal juego del gato y el ratón, mientras los encogidos seres humanos intentan eludir a su captor y sobrevivir a los gigantescos horrores que pueblan el campamento secreto de Cíclope en la jungla.

E incluso con este típico argumento de filme de serie B, los efectos visuales pertenecen a la más estricta clase A. Muchos de los escenarios y decorados fueron construidos a escala gigante, y los técnicos de la película estuvieron constantemente ajetreados combinando los actores con estremecedores primeros planos de lagartos, insectos, y la propia gigantesca imagen del doctor.

La película se hizo tan popular que Kuttner recibió el encargo de ampliar su historia al tamaño de una novela, cosa que hizo bajo el seudónimo de Will Garth. Desgraciadamente, el libro no tuvo el impacto de su versión más corta, un relato que sentó las bases para triunfos posteriores tales como El ataque de las marionetas y El increíble hombre menguante.

Reimpresa una sola vez desde su primera publicación, Doctor Cíclope es tan fascinante como entretenida.

JIM WYNORSKI