Gol

Una noche, mientras cenan, Lucas le pregunta a Sofía si quiere acompañarlo a una radio.

—¿Una radio? ¿Para un reportaje?

—Sí, es una radio de San…

—¿Otra entrevista, Lucas? —se mete Fabiana—. ¿No habíamos quedado en que la cortaras con las notas?

—Bueno, sí, lo que pasa es que me vienen pidiendo desde…

—No importa —Fabiana se vuelve hacia Sofía—. Tu papá es demasiado generoso. Cualquier piojo resucitado con un programa de radio lo llama y él va.

—Les vengo diciendo que no desde hace…

—Seguiles diciendo que no, entonces. Si no, ¿cómo te vas a poder concentrar en el libro nuevo?

Desde que vive con ellos, y ya hace varias semanas, Sofía no lo ha visto escribir una sola oración del dichoso “libro nuevo”. Pero no piensa decir una palabra. Prefiere cambiar el ángulo.

—¿Y cómo es una radio?

—No te creas que es gran cosa, además es una radio zonal, que queda…

—Justamente, Lucas —ataca de nuevo Fabiana—. ¿En qué te cambia? ¿Qué promoción te significa?

—Es un rato, es…

—Un rato para ir, un rato para volver, un rato para estar, te perdés toda la mañana con eso.

—Tampoco es tanto tiempo. Tengo toda la tarde libre, después. De paso, Sofía conoce. ¿Nunca fuiste a una radio?

Sofía está contando, con los dedos contra la mesa. Ahora que los dos están en silencio, puede decir su conclusión.

—Seis —comenta, y les sonríe a los dos. Ampliamente—. La sexta.

—¿La sexta qué? —pregunta Lucas.

—La sexta frase que dijiste la pudiste terminar. ¡Bien!

La mira a Fabiana, sin perder la sonrisa. Ella tuerce un poco la cara, como pensando qué decir.

—¿Traigo el postre? —pregunta Sofía, ya levantándose.

Cuando llega a la cocina y deja un par de platos sucios sobre la mesada, piensa que si fuese jugadora de fútbol ese sería un buen momento para levantar los brazos, con los puños apretados, y gritar el gol.