—¡No está bien! —chilla Jimmy el Niño—. Iré yo. Yo puedo borrarlo del mapa.
—Eso dirás tú, pero todas las pruebas demuestran lo contrario —dice Garth—. Oye, que ya está decidido.
—¿Quién lo ha decidido?
Garth no dice nada y Jimmy se cabrea.
—Mira, yo ya sé para quién trabajamos y de qué va toda esta mierda: que a tu senador no se le puso el macarrón al dente y mató a la chica y Frankie Eme se deshizo del cadáver…
—No fue Machianno —dice Garth—. Fue el otro…
—¿Pella?
—Pella.
—Entonces ¿por qué coño estamos tratando de cepillarnos a Frank? —pregunta Jimmy—. Si él no sabe nada.
—Ahora sí que lo sabe —dice Garth.
«Claro —piensa Jimmy—, porque tú tienes la picha más fría que tu colega el político y se lo ventilaste todo».
—Me lo puedo cargar yo.
—Ya está decidido.
—No hay nada decidido hasta que hablemos con mi tío Tony —dice Jimmy.
—Ya hemos hablado con tu tío Tony —dice Garth—. Ha dado el visto bueno y ya lo ha puesto en marcha.
Jimmy piensa que le va a estallar la cabeza. No puede creer lo que le dice. ¿El tío Tony? ¿Cómo era posible que Tony Jacks aprobara un trato tan sórdido como aquel?
El tío Tony es un hombre. El tío Tony es de la vieja escuela.
Se saca el teléfono móvil del bolsillo de los pantalones y teclea el número. El teléfono suena unas cuantas veces antes de que el viejo se ponga al teléfono.
—Tío Tony, este tío trata de decirme…
—Tranquilo, chaval —dice Tony.
—¡Yo me lo puedo cepillar, tío Tony!
—¡No, no puedes, Jimmy! —La voz suena severa, clara y contundente—. Este trato tiene que salir bien. Frankie Eme desaparece y la Operación Aguijón G se cierra.
—¡A la mierda la Operación Aguijón G! —dice Jimmy—. A la mierda los Migliore y sus clubes. Podemos vivir sin ellos.
—No seas estúpido —dice Tony—. ¿Te crees que esto va de un montón de estríperes haciendo el molinillo con sus chichis en las rodillas de alguien? Espabila, sobrino, que esta no es más que la primera entrega. Deja que el senador cabronazo haga este trato y después será nuestro, hasta llegar a la Casa Blanca. Mejor que Kennedy, mejor que Nixon, porque tenemos a este hijo de puta por los cojones. Por los cojones. Ahora cuelga el teléfono y haz lo que tengas que hacer.
Jimmy cuelga. Como siempre, el tío Tony tiene razón. De todos modos, lo que van a hacer es una putada.