15

Dave Hansen entra en el Callahan’s, un bar muy conocido en pleno Gaslamp District, en el centro de San Diego. La zona, que antes era un barrio peligroso, lleno de apartoteles, clubes de estriptis y sex shops, se ha convertido en una atracción turística de sordidez ficticia. En aquella transición, el Callahan’s se ha forrado.

Dave Hansen es recibido allí con tanto agrado como una pupa en los labios. Dos mafiosos lo detectan en cuanto cruza la puerta y corren a la habitación del fondo, donde tiene su despacho Teddy Migliore. La genealogía mafiosa de Teddy no podría ser más sólida: es hijo del viejo Joe Migliore y nieto de Paul Moretti.

Hace algunos años, Teddy apareció en algo relacionado con la usura, pero hasta hace poco no se había metido en líos, al menos hasta que la Operación Aguijón G empezó a sacar a la luz algunos contactos problemáticos, como el hecho de que Teddy sea el propietario del Hunnybear’s y de otros clubes de estriptis de la zona y también que John Heaney esté a cargo del turno de noche en el Hunnybear’s. Teddy sale de su despacho.

—Mi abogado llegará dentro de cinco minutos —dice.

—Para entonces ya no estaré aquí —le dice Dave.

—¿Aguantará cuatro?

—Confíe en mí —dice Dave—. No quiero quedarme en este nido de ratas más de lo estrictamente necesario.

—Mejor —dice Teddy—. ¿Qué quiere? Estoy hasta las narices de que el FBI me acose solo porque mi apellido es italiano y me llamo Migliore.

—Tony Palumbo ha desaparecido —dice Dave y espera la reacción de Teddy.

—Siga un rastro de envoltorios de Twinkie y lo encontrará —dice Teddy, sonriendo.

—¿Lo mató usted?

—Yo diría que se está precipitando al sacar conclusiones, ¿no le parece? —pregunta Teddy—. Uno, que está muerto; dos, que yo quisiera verlo muerto; tres, que, aunque quisiera verlo muerto, me ocuparía de la cuestión con mis propias manos.

Dave da un paso hacia él. Los dos chicos de Teddy hacen ademán de intervenir, hasta que Dave dice:

—Venga, ¿por qué no? Hoy estoy de mal humor y todavía no he hecho mis ejercicios.

El agente del FBI mide más de un metro noventa y está cachas, así que reculan. Dave se planta delante de Teddy.

—Voy a averiguar quién lo mató —dice Dave—, voy a regresar y voy a hacer que Ruby Ridge y Waco parezcan Bob Esponja.

—¿Me está amenazando? —pregunta Teddy.

—¡Claro que sí, carajo!

—Lo voy a demandar, capullo.

—Tal vez lo hagan sus sucesores —dice Dave y se vuelve para marcharse.

—Se equivoca de persona —dice Teddy a sus espaldas—. Debería buscar a Frank Machianno.

Dave se vuelve.

—El que sale a surfear con usted —añade Teddy—: Frankie Machine.