Cuando vayas de casa en casa robando, no olvides trabajar con alguien…

Se gana menos, pero es más seguro.

Si un hombre sube por las escaleras de caracol

aparece tras él una mujer y le da un golpe.

Cuando hayas saqueado la casa, y parezca claro

que no queda nada más que robar,

echa un vistazo a las tejas antes de sacar el gancho,

porque ahí es donde todos guardan el botín.

El verdadero botín.

Eso es lo que hace que la gente se levante y dispare.

Pasa lo mismo con los perros y con los hombres,

si quieres que vuelvan a tu lado,

ponte a gritar:

¡El botín! ¡Aquí está el botín!

RUDYARD KIPLING, El botín