—No, no estoy casado —dijo Lennart—. Ni ahora ni lo he estado nunca.
—¿Tienes hijos? —preguntó Julia.
Lennart negó con la cabeza.
—Tampoco. —Bajó la mirada y observó su vaso de agua medio vacío—. Sólo he tenido una relación seria en mi vida, que duró casi diez años. Se acabó hace cinco… Ahora ella vive en Kalmar y seguimos siendo amigos. —Sonrió a Julia—. Desde entonces he dedicado toda mi energía a la casa y el huerto.
—Quizás el norte de Öland no sea el mejor sitio —comentó Julia—. Me refiero a si quieres conocer a alguien.
—Hay muy poco donde escoger, si te refieres a eso —apuntó Lennart, y siguió sonriendo—. Sí, es cierto. ¿Gotemburgo es mejor?
—No lo sé… —repuso Julia—. Yo casi he dejado de buscar. —Bebió del vaso de agua y continuó—: En realidad, también yo he tenido sólo una relación seria. Y fue hace más tiempo que la tuya. Con el padre de Jens, el inquieto Michael, y se acabó…, bueno, después de aquello. Ya sabes.
Lennart asintió.
—Hay que tener mucha fuerza de voluntad para mantener una relación.
Julia asintió.
—¿Y qué planes tienes ahora? —preguntó Lennart—. ¿Te quedarás en Öland?
—No lo sé…, quizá —respondió Julia—. En Gotemburgo no hay gran cosa que me retenga. Y Gerlof no se encuentra demasiado bien. Seguro que no querrá que le vigile nadie, pero quizá lo necesite.
—En el norte de Öland hacen falta enfermeras, de eso estoy seguro —aseguró Lennart, y la miró—. Y me gustaría que te…
Lo interrumpió un pitido monótono, y Julia se sobresaltó. Él bajó la mirada al buscador en su cinturón.
—Me llaman de nuevo —masculló.
—¿Algo importante? —inquirió Julia.
—No, al parecer hay una pequeña reunión en la comisaría. —Se puso en pie—. Voy a pagar la cuenta.
—Podemos pagar a medias —propuso Julia.
—No, no —Lennart agitó la mano para rechazar el ofrecimiento—. He sido yo quien te ha traído aquí.
—Gracias —contestó ella.
Como de costumbre, andaba mal de dinero.
—Nos vemos a las… —Lennart miró el reloj—, ¿te parece bien a las cuatro menos cuarto en la comisaría? Supongo que a esa hora habremos acabado. Luego podemos salir de la ciudad e ir a casa.
—Vale.
—Quizá te apetezca ver dónde vivo. No es una casa grande, pero está junto a la playa, al norte de Marnäs. Todos los días contemplo cómo el sol renace del mar, por decirlo de una manera poética.
—Me encantaría verlo —aseguró Julia.
Se separaron a la salida del restaurante. Lennart se encaminó a toda prisa a la comisaría y Julia se dirigió a Kungsgatan dando saltitos con las muletas para mirar tiendas. No era época de rebajas, pero al menos podría contemplar los escaparates.
Pasó junto a un estanco y por inercia leyó varios titulares (GRAVE ACCIDENTE EN LA E22 - LOS MUERTOS NO HAN SIDO IDENTIFICADOS - CAROLA, FELIZ DE NUEVO - TODA LA PROGRAMACIÓN DE TELEVISIÓN DEL FIN DE SEMANA - ¿GANÓ A LA PRIMITIVA?) que no le dejaron ninguna huella.
Pese a tener los huesos rotos, se encontraba bien. Incluso estaba contenta, contenta de que Gerlof y ella se hubieran acercado más que nunca, contenta de que ella y su hermana Lena se hubieran despedido como, más o menos, buenas amigas y también contenta de que a Lennart Henriksson parecía gustarle su compañía.
Hasta le alegraba que la policía hubiera soltado a Anders Hagman. Habría sido horrible que alguien de Stenvik hubiera estado involucrado en la desaparición de su hijo. Prefería que aquel día de niebla Jens hubiera bajado a la playa y no se hubiera encontrado con nadie. Había logrado dominar el miedo al mar, y al saltar por entre las piedras se había resbalado y caído al agua. Ahora Julia creía que era eso lo que había ocurrido.