En varias épocas de la historia, han ido colonias de judíos a China y han vivido allí. La ciudad de Kai-feng, de la provincia de Honán, era un centro de ellos. En China nunca fueron perseguidos, y si padecieron penalidades fueron solamente las penalidades de la comunidad en que habitaban.
En su base, por lo tanto, puede decirse que esta novela es históricamente verídica, aunque los caracteres, con excepciones de poca importancia, son creaciones de mi imaginación.
La acción transcurre hace cerca de un siglo, en el período en que los chinos habían aceptado a los judíos, y cuando realmente la mayoría de éstos habían llegado a considerarse como chinos. Hoy, hasta el recuerdo de su origen ha desaparecido. Son chinos.