Con fecha martes 7 de marzo de 2000, en circunstancias en que se desarrollaban las festividades del carnaval, una tormenta eléctrica prácticamente se verificó en las alturas de Huancavelica produciendo daños materiales y personales de gran cuantía en las zonas despobladas.
Posteriormente, el respectivo fenómeno climático se movilizó en dirección a la provincia de Huamanga, en donde su verificación ha sido debidamente no corroborada a consecuencia del estado etílico que practicaron los pobladores de la citada provincia durante la referida celebración.
El actual occiso, un hombre manco cuya identidad no ha podido ser establecida demostrando que se trata de un viajero y/o forastero turístico, debido a las citadas condiciones climáticas, se apersonó a pernoctar en el domicilio de Nemesio Limanta Huamán (41) que negó el permiso al susodicho, aunque debido a la confraternización de las fechas citadas, carece de recordación al respecto.
A pesar de la negatividad de Nemesio Limanta Huamán (41), el actual occiso hizo uso de su prerrogativa de pernoctación, incurriendo así en delito de allanamiento de morada y uso indebido de espacios privados, llegando al pajar en circunstancias en que el inmueble servía también a efectos de depósito de keroseno y otros líquidos combustibles utilizados en el proceso agropecuario artesanal.
El actual occiso permaneció en las inmediaciones del pajar durante un lapso de dos días donde, a efectos de escamotear su delito, se ocultó entre a paja evitando ser visto por los pobladores de Quinua, razón que coadyuva a explicar el olvido general que pesa sobre su presencia en la localidad.
Con fecha miércoles 8 de marzo de 2000, aproximadamente en horas de la madrugada, una descarga eléctrica producida por las desfavorables condiciones climáticas produjo en forma de relámpago un siniestro en el domicilio de Nemesio Limanta Huamán, precisamente en la localización del pajar donde pernoctaba el susodicho actual occiso. Alcanzado por el fenómeno climático en el hombro, donde su herida se aperturó, y encendido en llamas, el actual occiso demostró su ignorancia de los usos rurales al pretender apaciguar el fuego con determinados combustibles, los cuales, sumados a la acción de la descarga eléctrica, intensificaron el proceso de combustión degenerando en un incendio de considerables proporciones que, a pesar de ello, y debido a la humedad del elemento pajar, no se extendió a otras instalaciones del referido inmueble.
Finalmente, en la correspondiente caída al suelo del occiso, su rostro impactó contra los rastrillos de la paja, produciéndose una herida punzo-cortante cruciforme en el sector frontal craneal.
Y para que así conste en acta lo firma, a viernes 17 de marzo…