el día de los enamorados le regalo a olivia un colgante con un corazón y ella me regala una bandolera que ha hecho utilizando disquetes antiguos. molan las cosas que hace. pendientes con trozos de una placa base. vestidos con camisetas. mochilas con vaqueros viejos. es muy creativa. yo le digo que de mayor debería ser artista, pero ella quiere ser científica. genetista, precisamente. quiere encontrar la cura para enfermedades como la de su hermano, supongo.
hacemos planes para que por fin conozca a sus padres. el sábado por la noche en un restaurante mexicano en la avenida amesfort, cerca de su casa.
estoy nervioso durante todo el día. y cuando me pongo nervioso, me entran los tics. bueno, los tics siempre están ahí, pero no tienen nada que ver con los que tenía de pequeño: ahora solo guiño los ojos más de lo normal, tuerzo el cuello de vez en cuando… pero si estoy nervioso empeoran… y ahora estoy supernervioso porque voy a conocer a sus padres.
cuando llego al restaurante ya me están esperando dentro. su padre se levanta al verme y me da la mano, y su madre me da un abrazo. entrechoco el puño con el de auggie para saludarlo y a olivia le doy un beso en la mejilla antes de sentarme.
me alegro de conocerte, justin. hemos oído hablar mucho de ti.
sus padres no podrían ser más amables. enseguida me tranquilizo. el camarero nos trae las cartas y me fijo en la cara que pone nada más ver a august. pero hago como que no me doy cuenta. supongo que esta noche todos hacemos como que no vemos ciertas cosas. el camarero. mis tics. la manera que tiene august de triturar los nachos sobre la mesa y meterse las migajas en la boca con la cuchara. miro a olivia y me sonríe. se ha dado cuenta. ella ve la cara del camarero. y mis tics. olivia es una chica que lo ve todo.
nos pasamos toda la cena hablando y riendo. los padres de olivia me preguntan por la música que toco, por cómo me dio por el violín y cosas así. y yo les cuento que antes tocaba el violín clásico, pero me dio por la música folk de los apalaches y luego por el zydeco. y escuchan todo lo que digo como si les interesase de verdad. me dicen que los avise la próxima vez que mi grupo toque en directo para que puedan ir a verme.
no estoy acostumbrado a tanta atención, la verdad. mis padres no tienen ni idea de qué quiero hacer en la vida. nunca preguntan. nunca hablamos así. no creo ni que sepan que cambié mi violín barroco por un violín hardanger de ocho cuerdas hace dos años.
después de cenar vamos a casa de olivia a tomar helado. su perra nos saluda en la puerta. es una perra mayor superdulce. pero había vomitado en el pasillo. la madre de olivia va corriendo a buscar toallitas mientras su padre coge a la perra como si fuera un bebé.
¿qué te pasa, pequeña?, le dice, y la perra está en el séptimo cielo, con la lengua colgándole, moviendo la cola y las patas levantadas formando ángulos raros.
papá, dile a justin cómo conseguiste a daisy, dice olivia.
¡sí!, exclama auggie.
su padre sonríe y se sienta en una silla acunando al perro en brazos. está claro que esa historia la ha contado un montón de veces y que a todos les encanta escucharla.
estaba volviendo a casa del metro, dice, y un vagabundo que nunca había visto por el barrio iba paseando a un chucho de orejas caídas en un carrito, y se me acerca y me dice, eh, amigo, ¿me compra el perro? y, sin pensármelo, digo, claro, ¿cuánto pides? y me dice, diez pavos, y le di los veinte dólares que llevaba en la cartera y me da el perro. te lo digo en serio, justin, ¡en toda tu vida has visto nada que huela tan mal! ¡olía tan mal que ni te lo creerías! la llevé al veterinario que hay en esta misma calle y luego la traje a casa.
¡por cierto, que ni siquiera me llamó primero para ver si me parecía bien que trajese a casa el perro de un vagabundo!, comenta la madre mientras limpia el suelo.
la perra mira a la madre como si entendiese todo lo que dicen sobre ella. es una perra feliz, y es como si supiese que el día que conoció a esta familia le tocó la lotería.
sé cómo se siente. me gusta mucho la familia de olivia. se ríen mucho.
mi familia no es así. mi madre y mi padre se divorciaron cuando yo tenía cuatro años y podría decirse que se odian entre sí. me crié pasando la mitad de la semana en el piso de mi padre en chelsea y la otra mitad en casa de mi madre en brooklyn heights. tengo un hermanastro cinco años mayor que yo que apenas sabe de mi existencia. que yo recuerde, mis padres estaban deseando que fuese lo bastante mayor para cuidar de mí mismo. «puedes ir a la tienda tú solo.» «toma la llave del piso.» es curioso que haya una palabra como sobreprotectores para describir a algunos padres, pero ninguna que quiera decir todo lo contrario. ¿qué palabra se utiliza para describir a los padres que no protegen lo suficiente? ¿infraprotectores? ¿negligentes? ¿egocéntricos? ¿cutres? todo lo anterior.
en la familia de olivia siempre están demostrándose que se quieren.
no recuerdo cuándo fue la última vez que alguien de mi familia me dijo algo así.
cuando llego a casa ya se me han pasado todos los tics.