La fortuna sonríe a los audaces

El precepto para diciembre del señor Browne era: «La fortuna sonríe a los audaces». Todos teníamos que escribir una redacción sobre algún momento de nuestras vidas en que hubiéramos hecho algo muy valiente y cómo, gracias a lo que habíamos hecho, nos había pasado algo bueno.

Sinceramente, me lo pensé mucho. Tengo que decir que pienso que lo más valiente que he hecho en toda mi vida fue hacerme amigo de August. Pero no podía hablar de eso, claro. Me daba miedo que tuviésemos que leerlas en voz alta, o que el señor Browne las colgase del panel de anuncios como hace a veces. Así que escribí una redacción cutre sobre el miedo que me daba el mar cuando era pequeño. Era una tontería, pero no se me ocurrió otra cosa.

Me pregunto sobre qué escribiría August. Seguro que tenía un montón de cosas para elegir.