Si tengo hijos, hay una probabilidad entre dos de que les transmita el gen defectuoso. Eso no significa que vayan a tener el aspecto de August, pero serán portadores del gen que en August coincidió por partida doble y contribuyó a hacerlo como es. Si me caso con alguien que sea portador del gen defectuoso, hay una probabilidad entre dos de que nuestros hijos sean portadores del gen y tengan un aspecto completamente normal, una entre cuatro de que no sean portadores y una entre cuatro de que tengan el mismo aspecto que August.
Si August tiene hijos con alguien que no sea portadora del gen, la probabilidad es del cien por cien de que sus hijos hereden el gen, pero la probabilidad es del cero por cien de que reciban una dosis doble, como August. Eso significa que, como mínimo, serán portadores del gen, pero podrían tener un aspecto completamente normal. Si se casa con alguien que sea portadora del gen, sus hijos tendrán las mismas probabilidades que los míos.
Esto solo sirve para la parte de August que resulta explicable. Hay otra parte de su composición genética que no se debió a la herencia sino a una mala suerte increíble.
Desde hace años, muchísimos médicos les han dibujado a mis padres diagramas de cuadros para intentar explicarles la lotería genética. Los genetistas utilizan los cuadros de Punnett para determinar la herencia, los genes recesivos y dominantes, las probabilidades y el azar. Pero a pesar de todo lo que saben, hay más cosas que no saben. Pueden intentar predecir las probabilidades, pero no garantizarlas. Usan términos como «mosaicismo germinal», «redistribución cromosómica» o «mutación retardada» para explicar por qué su ciencia no es una ciencia exacta. La verdad es que me gusta cómo hablan los médicos. Me gusta cómo suena la ciencia. Me gusta que haya palabras que no entiendes que expliquen cosas que eres incapaz de entender. Expresiones como «mosaicismo germinal», «redistribución cromosómica» o «mutación retardada» engloban a muchísima gente. A muchísimos bebés que no llegarán a nacer, como los míos.